¿Qué amenazas ponen en riesgo la vida de los océanos? Aunque el panorama sea desalentador, existen iniciativas por la sostenibilidad.
Semanas atrás, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, fue contundente al afirmar que la población mundial está desatando “una guerra suicida” contra los recursos y la vida del planeta.
“En los océanos hay sobrepesca, y (las especies) se asfixian con los desechos plásticos. El dióxido de carbono que absorben está acidificando los mares. Los arrecifes de coral están blanqueados y muriendo”, advertía Guterres durante una conferencia en la Universidad de Columbia en Nueva York.
Mares y océanos, junto a los grandes bloques de glaciares del norte y el sur, son los reguladores de la temperatura del planeta. Sustentan, además, la mayor diversidad de la Tierra, teniendo en cuenta que tres cuartas partes de su superficie es agua. Y gracias a esta gran masa líquida, nuestra atmósfera se libera de las emisiones de carbono por la acción de retención del fondo de los océanos.
Sin embargo, los océanos mueren. Barcos pesqueros ponen en riesgo los ecosistemas marinos sobreexplotando los recursos ictícolas con gigantescas redes de pesca y llevando especies enteras al borde de la extinción.
Y los océanos se sobrecalientan. Según el informe climático anual de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), durante el 2020 se registraron olas de calor marina en más del 80% del planeta. Por otra parte, julio y octubre se registró el nivel más bajo de hielo marino del Ártico.
El mayor enemigo del planeta: el calentamiento global
Las actividades humanas tienen un alto impacto en la generación de gases de efecto invernadero, que se acumulan en la atmósfera, absorben el calor del Sol y contribuyen a elevar la temperatura media de la tierra.
La desforestación, la agricultura, la industrialización y la quema de combustibles fósiles producen un cóctel que está generando un daño sigiloso que aumenta cada año: el calentamiento global. Este fenómeno derrite los hielos de los polos ártico y antártico, eleva los niveles de agua salada, provoca inundaciones y contamina ríos de agua dulce.
El informe de la OMM reveló que el 2020 fue uno de los tres más calurosos que se hayan registrado. Y mientras el consumo y la producción industrial sigan en alza en todo el mundo, la tendencia podría empeorar.
El futuro de los océanos está en la neutralidad del carbono
Ante la amenaza del cambio climático, el Acuerdo de París firmado en 2015 establece medidas para la reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Muchas son las acciones y estrategias unilaterales o diseñadas a nivel internacional que se alinean a sus objetivos.
Por un lado, encontramos el acuerdo de los países de la Unión Europea (UE) para alcanzar un nivel de emisión de carbono cero en 2050, que contempla también el desarrollo de energías limpias para 2030 a través de una combinación de políticas conjuntas.
Un ejemplo de ello es la creación de una comisión de técnicos expertos del Banco Europeo de Inversiones que asesorará a las ciudades europeas para que puedan llevar a cabo estrategias exitosas de reducción de emisión de gases mediante créditos para realizar inversiones urbanas.
En Francia y Dinamarca, y podría sumarse también Alemania, avanzan en reglamentar la prohibición de la venta de automóviles y furgones a gasoil u otros combustibles de origen fósil. En la mayoría de estos países se alienta el uso de vehículos eléctricos. Reino Unido, por su parte, ya anunció que no se venderán más coches de combustión interna a partir de 2030.
Inclusive, la UE ha puesto en vigencia un código reglamentario que establece contratos de rendimiento energético para un funcionamiento más eficiente de la climatización, y uso de la electricidad en edificios públicos.
Otro de los pilares del plan europeo es el «Proyecto de movilidad de desarrollo comunitario y eficiencia energética», por el cual jóvenes de distintos lugares del mundo asesoran a otros ciudadanos en el ahorro y la eficiencia energética.