Ahora es posible el intercambio cultural en el Amazonas para conocer la realidad de una de las comunidades aborígenes que habita en la frontera entre Ecuador y Perú.
Si hay una enseñanza que nos dejaron los Premios Goldman 2020 fue la importancia a nivel planetario del trabajo comunitario y de la lucha de los pueblos aborígenes por la protección de sus territorios y los ecosistemas que en ellos existen.
En abril de este año, comunidades indígenas de Ecuador demandaron al Estado por un derrame de petróleo que provocó graves daños en los ríos Coca y Napo, dejándolos sin agua potable. Esta fue la afrenta más reciente, pero los pueblos aborígenes que viven cuesta abajo del río vienen librando una batalla contra 40 años de explotación petrolera. Debido a la contaminación, la comunidad Achuar tiene problemas para conseguir alimento mediante la pesca en el río y padece afecciones de salud.
En respuesta a la problemática, los Achuar –comunidad que habita la Amazonia- buscan alternativas y abrieron sus aldeas al turismo sostenible. “El petróleo si fuera vida se podría comer, pero la selva, la naturaleza y el ecosistema sí son vida y ahí se podría implementar el desarrollo de proyectos sostenibles como en los que nosotros estamos principiando (sic) como una comunidad achuar”, declaró Nantu Camelos, miembro de la comunidad Achuar Sharamentsa.
Turismo comunitario en el Amazonas
El territorio de los Achuar es extenso. Habitan en la región del Alto Amazonas en aproximadamente 660.000 hectáreas situadas en ambos lados de la frontera entre Ecuador y Perú.
La comunidad de Wachirpas, perteneciente a la etnia Achuar, intenta crear fuentes de trabajo para evitar ser explotados por la industria petrolera. Esta actividad conlleva peligros, bajos salarios y la pérdida de su identidad cultural.
Por su parte, la juventud achuar creó la Fundación Ikiam, desde la cual se promueve el ecoturismo y el intercambio cultural. Se abren las puertas de la comunidad para dar a conocer la vida de los pueblos del Amazonas y concienciar sobre la conservación ambiental.
El programa de intercambio cultural permite que los visitantes convivan durante algunos días en la comunidad para experimentar el contacto con la naturaleza y conocer los peligros que acechan a los pueblos que viven en la selva ecuatoriana. También se organizan actividades productivas que se relacionan con el cuidado del medio ambiente, y crean fuentes de trabajo como la cría de las abejas meliponas.
Desde hace varios años, estas aldeas vienen desarrollando estrategias de conservación y reforestación de la selva ecuatoriana con la creación de áreas protegidas, además de la construcción de hoyos sanitarios para enterramiento sanitario de la basura.
Afortunadamente, no están solos en la defensa del territorio. Diversas organizaciones nacionales e internacionales apoyan la lucha de las comunidades nativas, que serán por siempre las defensoras de la Amazonia y de toda su riqueza de biodiversidad.