Se trata de una agricultura tan eficiente, innovadora y ecosostenible que no podrás evitar sorprenderte. La revolución verde ha llegado y se puede cultivar cualquier cosa siguiendo este método.
Cada quien tiene su destino en sus manos, pero en el planeta viven muchísimos seres vivos, y todo puede regenerarse y experimentar una revolución. Un mundo verde ya no es una cuestión fantasiosa o ilusoria. Ya es una realidad. Del mismo modelo que el hombre prehistórico aprendió a cultivar, en el siglo XXI reinventamos la agricultura de un modo ecosostenible.
Para el progreso verde, la filosofía y la agricultura han dado con una técnica que representa un estilo de vida que se adapta para la supervivencia. Masanobu Fukuoka, el creador, es un agrónomo inspirado por la naturaleza que ha decidido invertir en ella.
Inventó una técnica impensable en estos tiempos. Con el aumento de población, los residuos y la contaminación, hay muy poco que es necesario para disponer todo a «km 0».
Esto es lo que necesitas saber para hacer realidad la nueva agricultura
Sus palabras han sido inquietantes pues dejan en claro que para implementar la evolución, es necesario un cambio interior. Hay que dejar ir lo superfluo en la mente y el corazón para atender la tierra que se cultiva. La agricultura capitalista explota cualquier recurso y para que la tierra vuelva a respirar esto es lo que hay que hacer.
No hace falta contaminar para tener una cosecha próspera. Sólo escuchar y cuidar la naturaleza que no quiere sustancias tóxicas y sobreproducción que sólo dañan más. ¿Qué es lo que debe ser implementado?
Habiendo mencionado la filosofía, es necesario pasar a la acción y que no quede todo en el aire. Es un estilo de vida que implica la creación propia de una huerta y tienes todo lo que hace falta para hacerlo.
Hay que dejar ir para realizar actividades más simples, mínimas y fundamentales, sin tener que hacer cosas demasiado complejas. Estas son las reglas del libro:
- No hay que arar, dado que las raíces de las plantas lo van haciendo.
- No hay que podar, pues las plantas deben ser libres.
- No hay que usar herbicida, dado que la maleza se usa para crecer, y dividir lo “malo” de lo “bueno” no solo no es productivo en las relaciones, sino tampoco en la agricultura.
- No hay que recurrir a químicos, incluyendo varios fertilizantes dado que, independientemente del hombre, las plantas siempre crecerán.
El punto es que la naturaleza siga su curso sin entorpecer sus ciclos, pues allí es donde la naturaleza toma su fuerza. Este método nació en 1940 y su éxito continúa asombrando con su eficiencia.