Así los afirma Conselva, ONG que trabaja para proteger dos cuencas naturales que estaban siendo descuidadas en México.
Existe una crisis mundial de acceso al agua. Por eso, cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, con el fin de promover conciencia sobre esta problemática que nos afecta a todos.
Y el pronóstico no es alentador si se calcula que la demanda de agua potable aumentará un 50% en los próximos años. Afortunadamente, existen varias organizaciones que están trabajando para asegurarnos un mejor futuro,
Una de ellas es Conselva, organización que trabaja para proteger las cuencas de los ríos Presidio y Baluarte, ubicados en Sinaloa, al noroeste de México.
El trabajo de Conselva en México
Según la Comisión Nacional del Agua de México, cada día los mexicanos tienen menos agua. En los últimos 67 años, cada habitante de este país ha visto reducida en un 84% la disponibilidad de acceder al agua potable.
Y la crisis por el cambio climático hace prever que en la zona lloverá cada vez menos y aumentará la temperatura, haciendo que el agua se evapore.
Ante este panorama, Conselva comenzó a trabajar para lograr la conservación de las cuencas hídricas. Esto requirió de una organización muy bien articulada e implicó el trabajo conjunto entre la sociedad, el Gobierno y los sectores productivos y académicos.
Los ríos Presidio y Baluarte son de suma importancia para Sinaloa, ya que proveen de agua potable a casi 650 mil habitantes del sur de la región. Y gracias al aporte de los diferentes actores, Conselva ha logrado generar un impacto muy positivo en la conservación de estas fuentes de agua.
El manejo de las cuencas hídricas de Sinaloa
El potencial de una cuenca de captar agua depende en gran medida del uso que se le da a los suelos de los territorios que atraviesa.
Y en Sinaloa, la ONG detectó la ausencia de un plan de acción integral enfocado en la seguridad hídrica, a lo que se sumaban industrias que intoxicaban y degradaban los suelos y la vegetación.
Por eso, Conselva lanzó un proyecto para restaurar las cuencas, desarrollando programas de recuperación de los suelos. Gracias a esto, se lograron replantar 220 mil árboles nativos.
Esto además generó empleos en zonas rurales que permitieron combatir la pobreza, beneficiando a los trabajadores y al resto de los pobladores gracias a las acciones sustentables.
Economía sostenible y capital social
Para llevar adelante su misión, Conselva era consciente de que necesitaba el involucramiento de la sociedad.
Se elaboró entonces un plan de acción para captar el interés de la gente en el buen manejo de las cuencas y el agua. Desde la organización estaban convencidos de que dando información la ciudadanía se involucraría en las decisiones que había que tomar para el futuro de los ríos.
Así, reunieron a los líderes de sectores agrícolas, ganaderos, de pesca y otros grupos intersectoriales para que se dejaran de tomar decisiones fragmentadas. Luego de un diagnóstico participativo apoyado en recursos científicos, se discutieron distintas soluciones y políticas públicas necesarias para lograr la sostenibilidad de la zona.
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Conscientes de que el agua y el suelo estaban siendo deteriorados progresivamente debido a prácticas no sostenibles, se lanzaron planes de capacitación para los sectores ganaderos. De esta manera, se lograron establecer sitios adecuados para el ganado.
Por otro lado, se promulgó la conformación de dos empresas comunitarias sostenibles y viveros forestales que, a su vez, crearon empleo y permitieron la venta de los árboles que sirvieron para la reforestación.
Protección de la biodiversidad
El deterioro de las cuencas hídricas de Sinaloa había producido también una gran pérdida de infraestructura verde. Esto generó un impacto negativo en la biodiversidad.
Para revertir esto, la ONG acompaño y asesoró a los habitantes en labores de vigilancia ambiental y monitoreo de especies, a quienes se les proveyó del equipamiento necesario para la vigilancia de las zonas. Y también se formaron brigadas contra incendios para proteger los bosques.
El monitoreo de la biodiversidad que se viene realizando hace ya algunos años es de vital importancia para el proyecto. Y es que la cantidad de fauna que vive en los arroyos permite evaluar la salud de las reservas de agua.
Paralelamente, se capacito a los ganaderos que cazaban al jaguar por considerarlo un peligro para el ganado. Gracias al programa de ganadería sustentable se logró reducir la interacción de los jaguares, ya que se los instruyó a los ganaderos sobre el manejo correcto del ganado para reducir los ataques.