La crisis hídrica nos afecta a todos directa o indirectamente, y no parece ser algo accidental. Por el contrario, nuestras acciones tienen mucho que ver con este problema. Es importante pues que sepamos cómo comportarnos en nuestros hogares ante la sequía. De hecho, existen algunos trucos que podemos poner en práctica y que son bastante sencillos.
Si tenemos en cuenta que cada vez que hacemos la descarga del baño gastamos aproximadamente 10 litros de agua, el consumo total de una casa promedio es realmente alto en situaciones normales. Pero en periodos de crisis como el que actualmente atravesamos resulta definitivamente inadmisible. La naturaleza nos está dando señales de que ya no es posible sostener este modo de vida consumista y derrochador.
La sequía que, por ejemplo, afecta al norte de Italia en estos momentos no tiene parangón con nada parecido al menos durante los últimos 70 años. El problema, más que la mala intención, consiste en nuestro desconocimiento y pereza para abordar este tipo de cuestiones, y es por esa razón que solemos actuar de manera imprudente. No es desprecio por la naturaleza sino mera ignorancia e desinterés.
Y sin embargo el verano recién comienza en Europa y se esperan olas de calor que podrían agravar la sequía. El panorama no es nada esperanzador. La crisis hídrica nos afecta a todos, y no parece ser algo accidental.
Por el contrario, nuestras acciones tienen mucho que ver con este problema. Es importante pues que sepamos cómo comportarnos en nuestros hogares ante la sequía. De hecho, existen algunos trucos que podemos poner en práctica y que son bastante sencillos.
Existen muchas maneras de reducir el consumo de agua. Legambiente sugiere, en primer lugar, no lavar la ropa ni encender el lavavajillas a menos que lo hagamos con una carga completa. Así se ahorra también en la factura de luz. Por otra parte, si necesitamos lavar a mano la vajilla o las frutas y verduras, lo ideal es emplear una palangana. De este modo se puede llegar a ahorrar hasta 6000 litros de agua que de otro modo se irían por las cañerías si usamos el grifo directamente.
Otro modo efectivo de lavar los platos sin derrochar es utilizar el agua en la que cocinamos la pasta, que gracias al calor puede desengrasar la vajilla, y de paso no usamos tanto detergente. A la hora de cepillarnos los dientes, por otra parte, o del skin care, es imprescindible mantener el grifo cerrado excepto cuando realmente necesitemos usar el agua. Así se pueden llegar a salvar 2500 litros al año por persona. Asimismo, intenta reducir al mínimo los baños de inmersión, ya que la ducha, si se utiliza correctamente, consume hasta 4 veces menos.
Por último, pero no menos importante, no hay que dejar ninguna gotera o fuga sin arreglar. Por culpa de este descuido se pueden llegar a perder, anualmente, 21.000 litros en el caso de los grifos y 52.000 por culpa de los inodoros.
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