Serpientes, aves, ratas topo y nutrias desarrollan hábitos compulsivos. ¿A qué responde este comportamiento en animales salvajes?
Como las personas, los animales también tienen comportamientos obsesivos. Un ejemplo es el delirio compulsivo de nuestros perros con la persecución de una pelota o el exceso de limpieza de los gatos con su pelaje.
No obstante, en algunos casos estos comportamientos son anómalos y autodestructivos. Se los conoce como estereotipia o Trastorno Obsesivo Compulsivo (T.O.C) y representan un indicador de bienestar animal, tanto en mascotas como en animales en cautiverio.
Los animales en cautiverio son un ejemplo. Estos repiten conductas en serie como una forma de aliviar la tensión, reducir el estrés del encierro y expresar dolor físico y malestar mental. A veces también desarrollan conductas agresivas.
“Son conductas repetitivas, invariables, ritualizadas y sin función aparente. Las estereotipias producen pérdida de relación social y con el entorno, interfieren con la actividad normal del animal y pueden responder a causas de estrés o ansiedad”, definió el profesor de Etología Clínica de la Universidad Católica de Córdoba, Omar Robotti, en una publicación de la Revista del Colegio Médico Veterinario de la Provincia de Córdoba.
¿Qué sucede, en tanto, en el mundo salvaje?
Animales salvajes con comportamientos obsesivos
En la naturaleza, los científicos han descubierto en algunas especies de animales salvajes comportamientos obsesivos normales que se vinculan con la resolución de situaciones, de adaptación al medio mediante la evolución y cuestiones de supervivencia.
1. Serpientes de cascabel, embestidoras compulsivas
Las serpientes de cascabel embisten con sus cabezas triangulares las malezas de los alrededores de su guarida. Esto se interpreta como un hábito obsesivo normal de limpieza y orden.
Un estudio de la investigadora Bree Putman publicado en The Southwestern Naturalist asegura que es un comportamiento observado en varias de las especies de cascabeles, que sugiere la preparación de sus terrenos para una caza asertiva.
2. Aves canoras obsesivas con la limpieza
La ecóloga conductual Mélanie Guigueno, de la Universidad McGill de Canadá, investigó la estricta conducta de las aves canoras que quitan los sacos fecales, polluelos muertos, cascarones o alimentos desechados por sus pichones fuera del nido.
En una posible actitud de protección de sus crías, el impulso por limpiar el lugar de anidación hace que estas aves trasladen la suciedad a otros lugares para hacer el nido menos visible y alejar a posibles depredadores.
3. Ratas topo lampiñas aficionadas a la prolijidad
Las construcciones de sus madrigueras subterráneas de las ratas topo lampiñas son increíbles. Están equipadas con una especie de letrina que, cuando se ven saturadas de desperdicios, los roedores rellenan con capas de tierra para construir nuevos depósitos.
Para conocer más sobre el perfeccionamiento de este trabajo y su mantenimiento, un equipo de investigadores instaló cables y un termómetro en una madriguera. Sin embargo, según National Geographic, el estudio nunca pudo llevarse a término porque las ratas desmantelaron y sacaron todo fuera de la madriguera.
4. Nutrias juguetonas obsesionadas con sus piedras
Entre los animales salvajes, las nutrias ocupan un lugar especial por su encanto. Quizás no sabías que estos mamíferos sumamente inteligentes y tiernos eligen la piedra que más les gusta y la llevan consigo toda su vida, siendo la razón de esta costumbre un verdadero misterio de la naturaleza.
Un comportamiento típico de las nutrias es «jugar» con sus piedras favoritas. Este hecho fue confirmado por los investigadores, aunque se dividen entre quienes consideran que es parte del entrenamiento para desarrollar habilidades y quienes aseguran que sólo estarían jugando antes de alimentarse.