Las Aves del Paraíso abundan en colores y tamaños, pero lo que las hace tan particulares son las estrategias de conquista que usan.
De las 39 especies de Aves del Paraíso, hay aproximadamente 10 que destacan por sus exóticos bailes y cantos para buscar pareja. Pero todas tienen particularidades en plumajes y comportamientos por demás llamativos.
La mayor parte de estas aves viven en Nueva Guinea e islas de alrededor, aunque también se encuentran algunas en Australia.
Comparten el nombre con una conocida flor de la familia de los bananos que, por su forma, parece un ave en vuelo. Pero deben su nombre a los colonos que regresaban a Europa en el siglo XVI, que las llevaron en barco. En aquel momento, se consideraba que estas majestuosas aves representaba la belleza de las tierras por explorar.
Cabe aclarar que cuando hablamos de las majestuosidades de estas aves nos estamos refiriendo a los machos, que usan sus dones para conquistar a las hembras. Estas suelen ser color marrón y sin demasiadas fastuosidades.
El Ave del Paraíso Magnífica (Lophorina superba)
También conocida como Ave del Paraíso Fastuosa, la especie Magnífica es una de las más impactantes porque puede transformar por completo su forma. A tal punto que es difícil identificar que se trata de un ave.
Para conquistar hembras, los machos se posan en troncos caídos y comienzan a llamarlas cantando para lograr que se acerquen.
Una vez que una hembra se acerca comienza el show: modifican por completo su forma gracias a sus plumas negras y azul eléctrico. El efecto que logran es similar a una cara semi sonriente.
Es un comportamiento admirable así que más que palabras, necesitas verlo.
El Ave del Paraíso Riflebird (Ptiloris magnificus)
A la especie Riflebird también se la conoce como Ave del Paraíso Goliazul. Tiene casi todo su cuerpo cubierto por plumas negras y algunas partes cubiertas de un azul verdoso metálico.
Al igual que el ave Magnífica, llama a la hembra con cantos hasta que ella se acerca. Allí comienza la danza, abre sus plumas y da saltos pequeños moviendo la cabeza. A diferencia de la anterior, aquí la hembra sí participa.
Pero no es tan simple como parece. El Proyecto Birds of Paradise, dedicado a estudiarlas, descubrió que estas aves practican durante muchos años hasta lograr tener la habilidad de conquista.
Al parecer, las hembras son muy exigentes y no acceden ante un macho que no sepa hacer bien el ritual. En el siguiente video puedes ver a un macho experimentado en acción.
Algo importante que destacar en ambas especies es que los machos son solitarios y no forman lazos con sus parejas, ni brindan cuidado parental. Toda la belleza puesta en función de asegurar su descendencia, ¡pero nada de andar cuidando pichones!
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