Un milagro ocurre en Atacama, el desierto más árido del planeta, cuando de sus grietas surgen miles de flores. ¿Qué produce esta magia?
El desierto de Atacama, en Chile, no es un sitio cualquiera. Es el lugar más árido del planeta (no polar), siendo 50 veces más seco que el gran Sahara. Sus paisajes infinitos se tiñen de tonos de ocre, propios de la zona con menos precipitaciones del mundo. Pero cuando llueve, el desierto se llena de colores y vida…
La monotonía del paisaje extremadamente árido se rompe cada cinco años, aproximadamente, durante los meses previos a la llegada de la primavera. Con el agua, y como si se tratase de un espejismo, aparecen miles de flores violetas, amarrillas o blancas.
Agua y vida en el desierto más árido
El campo florido se acentúa en la región costera de Chile y se extiende desde La Serena hasta 1.600 kilómetros hacia el norte. Aquí predominan especies endémicas como el azulillo, las orejas de zorro, la pata de guanaco y el huille.
¿Y por qué ocurre este fenómeno? Es una consecuencia del cambio climático, asociada con el fenómeno del Niño. Esto produce lluvias inusuales en la región. Así, en 2015, por ejemplo, en un solo día cayeron 157,3 mm de agua, equivalentes a toda el agua que puede llegar a caer en 14 años.
Esto es lo hizo posible el milagro de la floración, algo que de otra manera sería inviable.
Las grietas de desecación y el banco de semillas
El cambio de las condiciones meteorológicas, producto del cambio climático, acentúa las lluvias invernales y hace posible la floración de grietas de Atacama.
Sucede que en esta región se encuentra un lago temporario que recibe ocasionalmente el agua de las escasas lluvias. Allí se depositan arcillas que, por acción erosiva del agua y elevaciones del fondo, subyacen como pequeñas porciones de humedad en el suelo.
Entonces, cuando el líquido se evapora y se pierde volumen, estas arcillas permanecen, se contraen y rompen, cuarteando la tierra en pequeños polígonos que retienen la humedad intersticial, originando las llamadas grietas de desecación.
Recientes descubrimientos constataron que un banco de semillas o bulbos de más de 200 especies se esconden bajo la tierra seca, como una especie de reserva en tiempos de sequía para aflorar cuando llegue la lluvia.
Y es en estas grietas de desecación donde las semillas subterráneas germinan y florecen.
Esta especie de milagro también se repite en otros desiertos del mundo, como en Campo de Arenal de la provincia de Catamarca, en Argentina; en la región de Arizona, Estados Unidos; en Australia; y en Perú.
