Llevar adelante una buena alimentación es algo de suma importancia. No es lo mismo comer una cosa que otra, y por lo general solemos confundirnos a causa de mitos alimentarios que debemos desmentir. A veces el sentido común puede ser bastante perjudicial. El azúcar moreno no está exento de estos malentendidos.
Desde luego, los anunciantes se aprovechan de la credulidad del público y fomentan el consumo de alimentos que no son lo que aparentan. En el caso del azúcar de caña, las personas suelen creer que se trata de un endulzante con propiedades milagrosas, pero no conocen realmente cuáles son sus ventajas y desventajas, ni sus verdaderas propiedades. Esto es lo que intentaremos hacer en el presente artículo.
Con este fin, nos concentramos en el producto mismo, sin prestar oídos a los cantos de sirena de las publicidades que nos suelen llevar por el camino equivocado.
El azúcar moreno es un edulcorante cuyo proceso de producción difiere del azúcar blanco refinado, y de ahí su particular textura granulada y su color característico. Otra diferencia tiene que ver con la presencia de residuos vegetales como la melaza, que en el caso del azúcar blanco no existe justamente por el refinado.
Desde hace algún tiempo, mucha gente prefiere utilizar el azúcar de caña debido a sus presuntas propiedades dietéticas, aunque puede que no sea del todo así.
Azúcar de caña: los efectos del consumo frecuente
No es algo para alarmarse que un producto haya sido «refinado«, aunque la gente suele tenerle miedo a ese término. Se trata, simplemente, de un proceso de purificación que es inocuo para la salud del organismo. Entonces, ¿por qué se suele elegir el azúcar moreno en lugar del blanco?
La respuesta viene por el lado de lo que ya mencionamos recién. Es decir, por el hecho de que el azúcar moreno no atraviesa un proceso de refinado como el blanco; de ahí su color, ya que, como también dijimos, la melaza no es eliminada en ese proceso.
Sin embargo, yendo al fondo de la cuestión, la verdad es que no existe mucha diferencia en términos nutricionales. En números, cada 100 g de azúcar moreno se obtienen 380 Kcal, tan solo 10 menos que en el azúcar blanco. Es una diferencia casi irrisoria.
En conclusión, no es verdad que el azúcar de caña sea dietético. Se trata simplemente de un mito, y como tal debe derrumbarse. Consumirlo en exceso provoca los mismo efectos que el azúcar blanco, de manera que la elección no debe guiarse por una propiedad inexistente, como la de que ayuda a perder peso, sino por el gusto personal.
En resumen, no existen salidas mágicas, y el azúcar moreno no es la excepción. Su consumo es igual de dañino o inofensivo que el del azúcar blanco, dependiendo de la porción que se tome. No existe otro secreto para una buena alimentación que llevar una dieta variada y sin excesos.