La babosa marina de la especie Elysia posee una capacidad única en el planeta. Conoce el caso de regeneración más asombroso del reino animal.
¿Quién no se asombra al ver a una lagartija desprenderse de su cola y salir corriendo abandonando esa parte de su cuerpo? Los ajolotes, las estrellas de mar, las medusas, los gusanos planaria y otros animales comparten este “superpoder” que les permite regenerar el tejido perdido.
Es curiosa la manera en que algunas especies pueden volver a disponer de parte de su cuerpo. Por ejemplo, el venado puede recuperar su cornamenta o el ratón espinoso africano puede reconstituir gran porcentaje de su piel. Pero ninguno posee la asombrosa capacidad de las babosas marinas Elysia cf. marginata y Elysia atroviridis.
En la Universidad Femenina de Nara, Japón, la estudiante de doctorado Sayaka Mitoh y el profesor de biología Yoichi Yusa realizaron importantes descubrimientos sobre esta especie marina que puede regenerar todos sus tejidos y cuerpo por completo.
Lo más asombroso es que se comprobó que estas babosas pueden hacerlo aún decapitadas. Y es que ellas mismas separan su cabeza del cuerpo para, a partir de esta, reconstruir sus tejidos y órganos, y recuperar todas sus funciones.
Este proceso de regeneración es posible gracias a una sustancia que extraen de las algas de las que se alimentan.
Un descubrimiento de película
Sayaka Mitoh crió huevos de estas babosas para una investigación y descubrió, por pura casualidad, que uno de los individuos decapitados se desplazaba sin su cuerpo. Días después comprobaría que la herida en su cabeza había sanado.
Al parecer, las cabezas de babosas más jóvenes desarrollan esta capacidad luego de alimentarse de algas. En menos de una semana, regeneraron el corazón; y en 20 días la recuperación completa del su organismo.
«Nos sorprendió ver que la cabeza se movía sin el cuerpo. Pensamos que moriría pronto sin el corazón ni otros órganos importantes, pero nos volvió a sorprender al comprobar que regeneraba todo el cuerpo», explicó Mitoh.
En el estudio publicado en Current Biology, los investigadores argumentan que esta propiedad del animal está relacionada con el uso de la capacidad fotosintética de los cloroplastos de las algas que consumen mientras dura todo el proceso de regeneración.
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