Por su asistencia de pedaleo, las bicicletas eléctricas son cada vez más usadas para moverse en las ciudades. Ya existen modelos similares a automóviles.
Está probado. Andar en bicicleta hace bien a la salud. No sólo usarla por deporte, sino también como medio de transporte. Previene todas las complicaciones del sedentarismo y fortalece el sistema cardiovascular, pero además, no genera ruidos ni emisiones de gases contaminantes.
En el siglo XXI, la bicicleta se posiciona aún más como un sistema de movilidad porque suma comodidades. Hoy en día, existen bicicletas eléctricas para una variada gama de usos, pero, el más importante, para moverse en la ciudad.
La diferencia con una bici común está en que cuentan con un motor eléctrico. Este puede estar en los pedales o en las ruedas. Lo que hace este motor es brindar una asistencia de pedaleo. Esto permite reducir el esfuerzo para sortear subidas o llevar un ritmo cómodo en el llano.
Y esto de la asistencia al pedaleo es muy importante, porque las bicis eléctricas no tienen un motor que las haga avanzar por sí solas. La asistencia del motor eléctrico sólo se activa cuando pedaleamos. Y se desconecta al superar los 25 kilómetros por hora de velocidad de marcha.
Estas bicis funcionan con baterías recargables. Dependiendo del modelo, pueden proporcionar una autonomía que varía entre los 30 y 60 kilómetros. Los motores suelen tener una potencia de 250 vatios.
Si bien el desarrollo de estos vehículos lleva décadas, su explosión en el mercado se dio en los últimos años y cada vez son más las personas que las utilizan para desplazarse en ciudades.
A medida que pasa el tiempo, avanzan los desarrollos y las bicicletas eléctricas son cada vez más eficientes en cuanto a rendimiento y autonomía de las baterías, cobrando popularidad.
Además, cada vez son más ciudades las que promocionan su uso. En Madrid (España), existe un sistema de alquiler de bicicletas de uso público llamado BiciMad, y todos sus rodados son eléctricos.
En Europa ya hay desarrollos que hasta piensan en modelos de bicicletas que puedan sustituir a los automóviles. En eso está trabajando la empresa noruega CitiQ. Esta “bicicleta” tiene cuatro ruedas y carrocería.
Una de las particularidades de este vehículo es que no necesita ser matriculado (patentado) porque está homologado como bicicleta eléctrica. Su velocidad máxima tiene un tope de 25 kilómetros por hora. Esto le permite al CitiQ circular por bicisendas y otros sitios que los automóviles tienen prohibidos.
Esta bici con aspecto de coche puede transportar a dos adultos o un adulto y dos niños. Tiene dos baterías, una de las cuales se recarga durante la energía generada en el pedaleo, por lo que su autonomía de asistencia de pedaleo es de entre 70 y 100 kilómetros.
La CitiQ tiene 85 centímetros de ancho, 1,55 metros de alto y 2,22 metros de largo. Aunque su precio de preventa no es para cualquier bolsillo: 7.450 euros.
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