Si vives en una ciudad quizás estés familiarizado con las bicicletas fixie. Pero, ¿sabes qué características y ventajas tienen? Aquí te las contamos.
Se las ve por todos lados, de colores llamativos y muy estéticas. Tienen un andar muy distinto a las demás, mucho más elegante y ágil. Se trata de las bicicletas fixie, que no son nada nuevas, pero sí han aumentado muchísimo en las postales urbanas.
Con la pandemia, el ciclismo urbano ha tenido un despegue en ciudades en las que antes las bicicletas no eran tan comunes. Es una de las cosas positivas que nos ha dejado esta crisis: cada vez más gente opta por moverse en bicicleta. Es más ecológica, económica y hasta te permite llegar más rápido porque sorteas las congestiones de coches.
Y con la explosión de usuarios que decidieron cambiar su movilidad, las fixie llegaron con toda la fuerza. ¿Para quedarse, tal vez? No lo sabemos, pero si es una moda, sin duda es muy elegante.
Antes que nada, vamos a su nombre. Se llaman fixie porque tienen un piñón fijo, que de actual no tiene nada. Así se hacían las bicicletas en el siglo XIX, que se desplazaban por una cadena que movía la rueda trasera. Esa es la diferencia con las otras. El piñón fijo no tiene rueda libre ni sistema de engranajes, lo que te obliga a pedalear siempre.
Precisamente, los engranajes son los que permiten a las bicicletas convencionales que la rueda gire de forma independiente a los pedales. Pero las fixie tienen la cadena fija a la rueda trasera.
Esta característica hace que todos los movimientos que hagas con los pedales se transmitan a la rueda trasera: si pedaleas para adelante, avanzas; si pedaleas para atrás, retrocedes; y si no pedaleas, frenas en seco.
Es un sistema completamente distinto de manejar, ya que te obliga a hacer más fuerza en subida y te mantiene a una misma velocidad en bajada. Por lo que estas bicis no suelen ser recomendables para usuarios inexpertos.
Las fixie originales no tienen frenos, ya que se frena con la rueda de atrás cuando dejas de pedalear o cuando haces contrapedal. Pero con las normas de tránsito es obligatorio tenerlos, así que casi todas vienen con frenos delanteros.
La nueva moda es que las fixie sean totalmente personalizables, por eso puedes agregarles frenos, rueda libre y hasta cambios. Aunque si quieres que sea auténtica, los ortodoxos te dirán que todo eso no debe ir en tu bici.
Son bicicletas totalmente ligeras que, originalmente, eran utilizadas por los ciclistas de pista. Y en la década de los 90 se popularizaron con los servicios de reparto de Nueva York. No se trataba de una moda, sino de ofrecer a los repartidores una bicicleta liviana, sacándole todo lo que no fuese necesario, como luces y accesorios.
Hay quienes dicen que la moda se desplazó a otras ciudades de Estados Unidos, Europa, Rusia e incluso China con la película Quicksilver. En ella se veía a Kevin Bacon rodando por las calles de Nueva York con una fixie porque estaba obligado a trabajar de repartidor mientras era corredor de bolsa.
Desde entonces, comenzaron a transformarse en una señal de identidad y fue adoptada por diversas tribus urbanas. Inicialmente estaban muy ligadas a los hípsters, que tienen una filosofía de vida basada en la reutilización y reciclaje. Pero hoy son usadas por toda clase de personas.
Si tú quieres ser una de ellas, ten en cuenta que la puedes armar a tu gusto. Los talleres de bicicletas que las venden te permiten elegir el cuadro, color, tamaño de ruedas, manillar, asiento, pedales. ¿Te subirás a una?
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