La actividad física está recomendada para mejorar nuestra salud física y mental. Caminar todos días te ayudará a fortalecer tu organismo.
Hacer ejercicio físico todos los días fortalece nuestro corazón, la circulación de la sangre y es bueno para la salud mental. Por supuesto que no todos tenemos tiempo disponible para enfocarnos en un deporte, entrenar y competir. Y, claramente, no a todo el mundo le gusta.
Pero la demanda de nuestro cuerpo de actividad es mucho más baja. Una simple caminata diaria de al menos media hora es suficiente para que nuestro organismo se active y fortalezca.
Según la Organización Mundial de la Salud, el ejercicio regular ayuda a mejorar las funciones cardiorrespiratorias, musculares, la salud ósea y a prevenir enfermedades no transmisibles.
La mañana, el mejor momento para caminar
Caminar dentro de las dos horas luego de que nos despertamos es muy beneficioso para nuestro organismo. Los especialistas señalan que andar por la mañana es una buena estrategia para despabilarse y llenar el cuerpo de energía.
Esto se debe a que el ejercicio activa a todo nuestro organismo y sus músculos. A medida que avancemos en la caminata iremos notando como nos encontraremos más y más despiertos.
Pero también ayuda mucho a esto la exposición del cuerpo a la luz natural. Esto hará que nuestro organismo detenga la secreción de melatonina (la hormona que estimula el sueño). Será la confirmación para tu cuerpo de que el día ha empezado y que es momento de arrancar.
Por otro lado, la exposición temprana y prolongada a la luz natural ayuda a que nuestro cuerpo reconozca cuando es necesario descansar; y esto es cuando llega la noche. Si padeces de insomnio, caminar por las mañanas te será de gran ayuda.
Además, la exposición a la luz natural -sobre todo la de la mañana- genera la liberación de la hormona serotonina, la cual nos hace tener esa sensación de bienestar.
Rápido y sin perder el ritmo
Por último, no cualquier tipo de caminata o paseo es considerado ejercicio físico. Para que esto ocurra debes cumplir con algunas reglas de ritmo e intensidad.
¿Cómo darte cuenta entonces si tu caminada es adecuada? Mientras estés en ejercicio, debes notar que tu frecuencia cardíaca se acelera. Lo mismo debe ocurrir con el ritmo de tu respiración. También sentirás que entras en calor.
Ojo, que para llegar a este estado no tienes que estar trotando o corriendo. Simplemente se trata de caminar un poco más rápido de lo normal, a una velocidad en la que tu jadeo, por ejemplo, te permita mantener una conversación si vas con un acompañante.
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