Presta atención a los siguientes factores de riesgo para tu salud. ¡Hay que tener especial cuidado con la carne que refrigeramos!
Cuando pensamos en una alimentación saludable nos encontramos con las dosis de carne semanal. Con carnes rojas y blancas, una o dos veces por semana y para el resto de los días nos atenemos a la versatilidad y sabor de la pescadería. Podemos optar por trozarlo y envasarlo en el supermercado y dejarlo todo listo para cuando haga falta.
Claramente, si queremos conservar la carne durante algún tiempo no tenemos otra opción más que la nevera. Del mismo modo, son muchos los alimentos que guardamos ahí para ralentizar su descomposición. Sin embargo, con la carne, el peligro acecha.
¿Te ha ocurrido alguna vez de abrir la heladera y sentir un olor horrible? La carne bien podría ser la causa, y su hedor contaminará toda la heladera y tus productos. Te ayudaremos no sólo a conservar mejor la carne cruda, sino, también, a reconocer la carne rancia con más puntería.
¡Hay que tener cuidado cuando la carne apesta! Te contamos cómo lograr ralentizar su descomposición
La carne es un alimento que se pudre rápidamente, pero al mismo tiempo, es un elemento inevitable de nuestra dieta. Desde que vamos a comprar un filete debemos estar atentos a variables como el calor. Justamente en estos días lo que estamos comprando podría no ser ideal y estar dañado. Además, para cuidar nuestra salud, deberemos almacenarlo correctamente.
Apelando a la vista, el olfato y el tacto, empecemos por lo primero: diferenciemos bien una carne podrida de una comestible. Una carne comestible es brillante y sin imperfecciones. En cuanto al olor, debe ser neutro. Y en cuanto al tacto, debe ser suave y tersa. Una carne que desprende olor acre, es opaca, verdosa o tiene una “telita” pegajosa, definitivamente está descartada.
Al mismo tiempo, ten cuidado que, aunque luego de uno o dos días la carne almacenada puede oscurecerse, no implica que se haya arruinado. Usa los otros dos sentidos para desarrollar un test completo.
En cuanto cómo conservar la carne, te brindamos algunos tips. Ni bien llegues del supermercado, la carne debe ser retirada de su embalaje, sea cual sea. En un tupper o recipiente hermético coloca servilletas en el fondo y acomoda los cortes. Cierra la tapa y guárdalos en los estantes más bajos de la nevera. Recuerda que hay que reponer las servilletas todos los días. Ahora bien, si la carne no va a ser consumida en mucho tiempo, colócala en el congelador.