Consumir carne roja, ya sea un bistec o un delicioso filete, es algo que gran parte de la población considera la medicina para cuando te encuentras débil. Pero el hecho es que existen muchas creencias populares sobre este alimento, cuando lo importante es conocer realmente cuáles son sus efectos sobre el organismo.
Es tal el aprecio de la gente por la carne roja que llega a despreciar el pescado como posible integrante de su dieta. Es más, no consumen nada que provenga del agua, lo cual es un desacierto para todo aquél que quiera llevar adelante una dieta omnívora, caracterizada, precisamente, por su diversidad. Pero no es cuestión de señalar como perjudicial el consumo excesivo de algún producto sino más bien de llegar a conocer en profundidad sus propiedades.
A la hora de hablar de dietas, hay que tener en cuenta tres factores importantes. El primero es aprender a reconocer cómo reacciona nuestro organismo ante la ingesta de ciertos alimentos, para lo cual es necesario consultar a un médico, quien ordenará la realización de las pruebas de tolerancia correspondientes.
El segundo factor es prestar atención a nuestro propio gusto. Comer sano no significa someterse a reglas que no podamos cumplir, sino adecuar los mejores productos a nuestras preferencias.
Una vez que sabemos esto, debemos atender al tercer factor: las creencias populares o mitos. No debemos permitir que éstos influyan en nuestra dieta, puesto que en su mayoría no tienen basamento científico, y pueden ser peligrosos. Entre las creencias más comunes se encuentra la de que la carne roja ayuda a contrarrestar la anemia o la debilidad de ánimo.
Todo lo que necesitas saber sobre la carne roja
Cabe aclarar, antes que nada, que esta creencia no es del todo falsa. Ciertamente, la carne roja es rica en hierro de fácil absorción. Por otra parte, a diferencia de otros alimentos como las legumbres, la carne roja acelera el proceso de asimilación de proteínas y nutrientes esenciales para el desarrollo de nuestros músculos.
Dicho esto, veamos en qué se equivoca aquella creencia tan corriente. En primer lugar, es erróneo decir que la carne roja es la única fuente de hierro: las legumbres, las espinacas y otros alimentos afines también proporcionan este mineral tan valioso. Pero esto no es todo.
Por su parte, la idea de que la carne roja tiene más hierro que la carne blanca también es falsa. De hecho, la cantidad presente en la ternera es casi exactamente la misma que en el pollo, esto es, 1,2 mg de hierro por cada 100 g de carne.
La conclusión es, pues, que no necesitas comer carne roja para revertir una anemia, puesto que a pesar de que contiene hierro, no es el único alimento con esta propiedad. Asimismo, no se debe abusar de su ingesta, ya que podría traer aparejadas graves consecuencias como enfermedades cardiovasculares o cáncer. En resumen, comer carne roja no es la única forma de sentirse mejor, de modo que podrías eliminarla sin culpa de tu dieta.