La Ley de la Jibia asentó un antecedente local en Chile. Ahora, Latinoamérica podría sumar otra especie libre de la pesca de arrastre: la merluza.
El enfrentamiento por la Ley de la Merluza en Chile parece una pelea de David versus Goliat. Se trata de una ordenanza que podría poner fin a la terrible pesca de arrastre de la merluza común, especie marina que se encuentra sobreexplotada, según indica la Subsecretaría de Pesca.
Por un lado, los pescadores artesanales apoyan el proyecto de ley y esperan que la reglamentación pueda ser sancionada. Por otro, la gigante pesquera Pacific Blu se opone.
El sector industrial espera poder ganar esta contienda y evitar las pérdidas económicas que significaría para la actividad, el cese de la pesca de merluza por arrastre. En este sentido, Pacific Blu dejaría de operar en Talcahuano y se estima que podrían perderse 800 puestos de trabajo de la planta y de la flota.
La medida intenta asegurar la protección de la especie más consumida por los chilenos. La merluza o «pescada”, como le llaman popularmente, representa el pez con mayor demanda nacional.
Cómo avanza la ley para salvar a la merluza en Chile
La Ley de la Merluza ya se encuentra en discusión dentro del Parlamento chileno. En marzo, recibió 120 votos a favor y solo tres abstenciones en la Cámara de Diputados, pero aún resta discutir un punto clave que está frenando su aprobación.
Y es que ahora es necesario debatir si la futura ley permitirá o no al sector industrial continuar operando mediante el arrastre de media agua en polígonos de pesca.
La situación ecológica de la merluza común requiere la intervención estatal debido a que actualmente continúa en estado crítico por su sobreexplotación. Por esta razón, el objeto de la Ley de la Merluza es la prohibición de la captura de esta especie a través del método de arrastre.
Desde la Federación Regional de Pescadores Artesanales de la Región del Biobío, se promueve la iniciativa legislativa. “El arrastre se debe eliminar para todos los recursos ya que no tiene sustento ambiental y perjudica la sostenibilidad porque no selecciona lo que extrae. Ha sido calificada como la técnica más depredadora en práctica en algunos países”, expresó en medios de comunicación locales su presidente, Hugo Arancibia Zamorano.
Puja mundial por la protección de los hábitats marinos
El verdadero debate se ciñe entre el problema del desempleo y la degradación ambiental ocasionada por la pesca de arrastre. Un método que ya está prohibido en algunos países como Venezuela, en regiones de Perú como Piura y Tumbes, y, recientemente, en Costa Rica.
A su vez, la Unión Europea dispuso la prohibición de esta técnica en fondo por debajo de 800 metros; es decir que sigue vigente, pero de manera restringida. La pesca de arrastre aún se practica en África, América del Norte y del Sur, y Australasia.
¿Cuál es el daño ambiental que provoca esta técnica? Requiere del movimiento de una o más embarcaciones para la captura de las especies, que son atrapadas y arrastradas por una gran red en forma de cono, que es remolcada por los navíos. Como resultado, todo animal marino que queda atrapado en estas redes de pesca muere e incluso se desecha.
Además, es el tipo de pesca más destructivo para los fondos marinos, el hábitat y la cadena trófica. Y es también el menos selectivo.
Tiburones, moluscos, crustáceos, erizos, estrellas de mar, entre otras especies marinas, son víctimas de esta práctica. De acuerdo a cálculos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), 29.000 tortugas marinas mueren atrapadas en las redes cada año por la pesca del camarón tropical.
Según Greenpeace España, las pérdidas biológicas son importantes ya que se descarta entre el 15% y el 70% de lo capturado, dependiendo de la especie.
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