El consumo responsable es clave para asegurar la subsistencia del planeta. Sigue estos consejos para construir una sociedad sostenible.
El desperdicio de energía, alimentos y de agua, y la excesiva de generación de residuos que contaminan ecosistemas enteros está destrozando el planeta. Cada uno de nosotros somos responsables de cambiar estos malos hábitos y esto es clave para lograr un futuro sostenible.
El consumo responsable es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para alcanzar en 2030. Esto implica ser conscientes del impacto ambiental que tiene nuestro estilo de vida; además, haciendo pequeños cambios también estamos ayudando a otras personas.
No podemos mirar para otro lado sabiendo que en el mundo se desperdician 1.300 millones de toneladas de alimentos por año al tiempo que millones de personas mueren de hambre. Por esto, desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proponen una serie de acciones concretas y pequeñas para incentivar el consumo responsable.
1. Reduce, reutiliza, recicla,
La ley de las tres R (reducir, reutilizar, reciclar) es la base del consumo responsable y sostenible. Reducir implica vivir con menos. Muchas de las cosas que compramos a diario, incluso alimentos, no las necesitamos. Y el destino final de estas sobras es la basura.
Evita que lo que compramos de más vaya a un vertedero. Muchos envases plásticos pueden reutilizarse en el hogar, por ejemplo como macetas. Por otro lado, hay muchas organizaciones sociales que viven del reciclado. Que los plásticos y cartones no terminen en el cesto. Dáselos a quien les sirva.
Lo mismo ocurre con la ropa. De nada sirve guardar algo que en nuestra vida vamos a volver a utilizar. Seguramente cerca de tu hogar existen roperos comunitarios que asisten a personas que necesitan más que tú esa prenda que tienes guardada ya casi juntando polillas.
También la ONU recomienda revisar periódicamente alacenas y donar a bancos de alimentos paquetes de comidas que ya no vamos a consumir. Puedes organizar campañas de este tipo junto a restaurantes, para que los excesos no sean desperdiciados.
Otra forma de evitar el desperdicio de alimentos es comprando frutas y verduras que tienen mal aspecto, pero que se encuentran en perfectas condiciones de ser consumidas. De esta forma estarás comprando más barato, lo que significa un alivio para tu bolsillo.
2. Favorece a las economías regionales
Son muchas las familias que viven de producir alimentos. Generalmente, esta rama es el motor de las economías regionales, por eso desde las Naciones Unidas piden que bases tu alimentación en productos locales.
Muchas frutas y verduras se producen en los alrededores de las ciudades. También carnes, aceites, dulces y lácteos. Los productos regionales suelen ser más saludables que los elaborados por las grandes cadenas.
Si consumes en base a la producción de tu región estarás ayudando a sostener a toda una economía. Comprando lo regional estás fomentado a crear una cadena de comercio justo.
3. Consume la energía y el agua justa
También forma parte de nuestros malos hábitos de consumo el desperdicio de agua y energía. Date duchas más cortas, no dejes luces encendidas en espacios que no están siendo utilizados y no laves ropa con agua caliente.
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