Inspírate en Jill Redwood, quien decidió irse de la ciudad al campo para vivir de modo sostenible comiendo lo que su propia huerta le da.
Hace 30 años, la activista medioambiental Jill Redwood se alejó de la ciudad y del consumo y decidió vivir solo de los recursos que ella misma produce. En Australia, construyó su casa con materiales recuperados de vertederos y destinó parte del terreno para tener su propia huerta, de la que se alimenta.
Su casa, a la que nombró Witchwood, se encuentra en un terreno de 15 hectáreas ubicado en East Gippsland. Construirla le costó poco menos de 3.000 dólares, gastados principalmente en comprar los materiales para el suelo y el tejado.
En su propiedad tiene huerta orgánica, composteras y animales como caballos, perros, gansos y gallinas.
Además, es completamente sostenible. Para obtener energía utiliza paneles solares; para la calefacción y el agua caliente cuenta con estufa a leña; y recoge agua de un pequeño arroyo cercano.
Tras terminar construir su casa, realizó otra construcción con el mismo espíritu para hospedar a quienes hagan ecoturismo. Esto, además, le permite tener una fuente extra de ingreso.
En su juventud, Jill comenzó a preocuparse por causas ambientales. Trabajó, por ejemplo, en una organización llamada Amigos por la tierra, que se dedicaba al cuidado del medioambiente.
Pero hubo un hecho que la marcó. Fue cuando uno de los tantos incendios forestales que padece Australia destruyó su casa. Comprendió entonces que una de las causas había sido la deforestación, por lo que se unió a un grupo que se dedicó a la recuperación de un parque nacional afectado por el incendio.
Con ese trabajo logró reunir el dinero suficiente para comprar la propiedad en donde finalmente se instaló. Y tras ocho años de paciente construcción, finalmente logró tener el hogar sostenible que deseaba.
Su casa, además de ser autosostenible, está hecha con maderas y materiales que encontró en el lugar. Además, todo su mobiliario fue recuperado de vertederos o comprado en ferias de segunda mano.
Ella misma se asombra de la cantidad de cosas útiles que la gente desecha, porque sacó casi todos su utensilios, ropa y muebles de la «basura».
Su modo de vida es muy sencillo, y su casa lo demuestra. No tuvo que gastar demasiado dinero y contribuyó al reciclaje.
Su casa cuenta con conexión a internet ya que es escritora. También tiene algunos aparatos electrónicos, como una radio. Pero para todo utiliza la energía que le dan sus paneles solares.
A Jill Redwood no le gusta el modo de vida que hace depender a las personas de comprar productos envasados en los supermercados. De hecho, va muy pocas veces al supermercado, solo para buscar productos específicos que no consigue de su huerta, como aceite de oliva o cacao.
Jill es vegetariana y amante de los animales, por lo que su menú esta dirigido por lo que su huerta le da. Y, además, le sobra para alimentar a sus animales.
Todos sus alimentos son orgánicos, ya que no usa ningún tipo de pesticida. Con todo lo que le da su huerto fabrica sus propias conservas que mantiene en su despensa para extender su duración.
Su casa y modo de vida son probablemente el sueño de todo ambientalista. Y también una inspiración para nuestra vida.
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