Nuestro estilo de vida afecta ecosistemas y ambientes. El consumo responsable apunta a generar una economía que pueda convivir con el planeta.
Un teléfono móvil nuevo casi todos los años, el coche último modelo, prendas de ropa que usamos dos o tres veces para después desechar, cálculo en exceso de los alimentos que luego no necesitamos. El actual modelo productivo y la demanda de los consumidores están llevando a un límite a las capacidades del planeta.
El preguntarse qué compramos y por qué lo compramos puede tener la clave para dejar de consumir recursos naturales vitales para el hombre y mitigar así el impacto del calentamiento global. El consumo responsable aparece como una de las respuestas.
La producción de la mayoría de los productos que demandamos hoy en día son la causa de la deforestación, la pérdida de la biodiversidad, la contaminación del agua y el cambio climático.
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Consumo responsable y trabajo
Si los consumidores modificaran sus demandas básicas de todos los días, la grandes corporaciones y economías que afectan severamente al medio ambiente deberían cambiar procesos productivos y hacer un uso sostenible de los recursos naturales.
Desde Greenpeace sostienen que el consumo responsable es posible sólo modificando los esquemas de las economías actuales.
Desde la organización indican que la clave está en sustentarse en modelos de producción basados en economías regionales, que impliquen menores emisiones de gases contaminantes en el transporte de mercaderías, un uso mínimo de insumos químicos, un uso sostenible del suelo y el agua, y un comercio justo que respete culturas y condiciones laborales.
El consumo responsable no sólo está ligado al impacto ambiental de las mercancías producidas y demandadas. También tiene que ver con condiciones de elaboración humanas y por consiguiente al trabajo digno.
Es que para la elaboración de ciertos productos muy demandados hay personas que son sobreexplotadas, y se establece así un sistema que profundiza aún más las desigualdades y la pobreza en el planeta.
¿Cómo es el consumo responsable?
En nuestro mundo todo está conectado con todo, por eso es importante apuntar a un consumo responsable que alivie al planeta y mejore nuestra calidad de vida.
Revisar los orígenes de los productos, pensar si realmente son necesarios a la hora de comprarlos y exigir menos plásticos en envoltorios, son algunas de las acciones que podemos hacer para encaminarnos hacia un consumo responsable.
La producción y el consumo responsable forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que promueve la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para desarrollar hacia 2030.
Según la ONU, el progreso y desarrollo económico y social alcanzado en el último siglo es el responsable de la degradación ambiental que enfrenta el planeta hoy y que pone en juego nuestro futuro.
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Más habitantes y menos recursos
Si nuestro estilo de vida no cambia en los próximos años la situación ambiental global será más complicada. Esto está relacionado también con el hecho de que cada vez son más las personas que habitan la Tierra.
Desde la ONU estiman que si en 2050 la población mundial llegará a 9.600 millones de habitantes, serían necesarios tres planetas para mantener los estilos de vida actuales.
Así, la producción y el consumo responsable implican básicamente un uso sostenible de materias primas. Hacer más y mejor con menos. La desvinculación del crecimiento económico con la degradación ambiental es un paso fundamental en el cambio de los modelos productivos.
El consumo energético es otro de los problemas que hay que atacar. En el mundo se ahorrarían 120.000 millones de dólares al año si todos iluminaramos nuestros hogares con bombillas de bajo consumo.
Por otro lado, si se sustituyera el uso de combustibles fósiles, la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera se vería reducida.
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Del individualismo a la cooperación
Este camino de estilo de vida hacia un consumo responsable no depende sólo de los consumidores, sino que involucra a muchos actores sociales, como las empresas, políticos, investigadores, científicos y medios de comunicación.
Dejar de lado el modelo de sociedad individualista actual para pasar a un esquema de cooperativismo es clave para llegar a cumplir metas de consumo responsable.
Desde la ONU estiman además que de esta manera se puede disminuir la pobreza por la creación de nuevos mercados con empleos dignos y verdes. Éstos pueden estar relacionados a productos biológicos, viviendas, turismo, transporte sostenibles y energías renovables.