La crisis global desatada por el coronavirus alerta sobre el impacto que tiene la actividad humana sobre la vida y la salud en el planeta.
Se termina un año signado por una crisis global: la pandemia por coronavirus. La irrupción del Covid-19 en nuestras vidas hizo que por un momento el mundo casi se paralizara y cerca del fin de un año complicado surgen balances que siguen llamando la atención en materia medioambiental y también económica y productiva.
El avance del hombre sobre espacios que le corresponden a la naturaleza y sus consecuencias están siendo cada vez más evidentes. Para la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la crisis global de coronavirus es una muestra de esto.
Ambiente y salud
Desde la ONU remarcan que la degradación de biodiversidad y ecosistemas, la contaminación de los océanos y mares, del aire y del agua son la causa de muerte de cerca de 9 millones de personas en el planeta. Además, detallan que la invasión de hábitats animales propicia la aparición de nuevas enfermedades y virus que afectan a los humanos, como el coronavirus.
António Guterres, secretario general de la ONU, afirmó en un discurso en la Universidad de Columbia que el 75% de las nuevas infecciones son zoonóticas y que “el Covid-19 y el clima nos han llevado a un umbral”.
Para Guterres, no podemos volver a la normalidad desigual y de dominio voraz del planeta imperante antes de la irrupción de la pandemia.
La manera en la producimos y consumimos recursos de la naturaleza y nuestro planeta ya era foco de atención desde antes de la irrupción de la pandemia por coronavirus. Los objetivos de desarrollo sostenible impulsados por las ONU y el acuerdo global para bajar las emisiones de carbono a cero para el 2050 dan cuenta de esta preocupación que la crisis por coronavirus intensificó aún más.
Coronavirus y cambios mundiales
El confinamiento como medida de prevención para el contagio de coronavirus no sólo sirvió en principio para frenar las olas de contagios. También trajo aparejado menores niveles de contaminación atmosférica con carbono por la reducción de la circulación de vehículos particulares, de transporte público y de aviones.
Aunque esto se dio por un periodo corto de tiempo. Luego, las grandes economías volvieron a ponerse en marcha y poco a poco el mundo comienza a volver a donde se encontraba a finales de 2019.
Desde la ONU observan que ante la crisis económicas desatadas por la pandemia muchos países están buscando salir a flote con viejas recetas. La organización observa la intensificación de la explotación de recursos naturales y modelos productivos cada vez más centrados en el consumo de combustibles fósiles.
“Los miembros del G20 (grupo que aglutina a los 20 países con las economías más grandes del mundo), están gastando un 50% más en sectores relacionados con la producción y el consumo de combustibles fósiles, que en energía baja en carbono en sus planes de rescate”, destacó Guterres.
¿Cómo ayudar al ambiente?
Para los especialistas globales es necesario cambiar los modelos productivos y económicos para poder darle un respiro al ambiente y que la población mundial no tenga que sufrir crisis como la provocada por la pandemia de coronavirus.
Muchos identifican a la industria del turismo, la automotriz y la construcción como sectores que deberían reducir su actividad para empezar a mitigar impactos. En el caso del turismo, plantean que debería disminuirse el tráfico aéreo internacional, al tiempo que debería exigirse a quienes ofrecen albergues que diseñen modelos sostenibles de consumo.
Por otro lado, deberían cambiar los modelos de producción agrícola basados en agrotóxicos y en la destrucción de selvas y bosques. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) promueve la agricultura sostenible con el cuidado del suelo y los ecosistemas.
Mientras, muchos apuntan a acciones individuales que impliquen cambios de hábitos. Para esto es clave la educación ambiental, ya que nuestra demanda continua de alimentos, movilidad y diversos productos influye en los problemas ambientales.