Aumentan las elecciones de productos naturales o ecológicos que tienen menor impacto en el planeta y logran iguales o mejores resultados bajando al mínimo el uso de sustancias químicas que pueden dañar la salud.
Probablemente, productos naturales, orgánicos, biológicos o ecológicos para muchos consumidores signifiquen lo mismo ya que todos encajan en la categoría “green”. Pero a veces la industria aprovecha esta confusión para engañar a los consumidores, así que aquí te pasamos algunos consejos para no confundirlos.
Lo principal es que distingamos primero estas categorías, aclarándote antes que nos referiremos a productos de cosmética, ya que para los alimentos es otro cantar.
Lo más importante que debes saber es que en la cosmética que se vende como “natural” los ingredientes provienen de la naturaleza, o al menos la mayor parte de ellos. Las materias primas no provienen de animales -salvo algunos derivados como la miel y cera de abejas, la leche y algunos otros-, ni tampoco están compuestos por derivados de la petroquímica, ni por aceites sintéticos como las siliconas o conservantes sintéticos como los parabenos.
Sin embargo, la mayoría de los productos de cosmética necesitan de algunos componentes químicos para cumplir las distintas funciones para los que son hechos. Las normas internacionales permiten un mínimo de porcentajes de químicos -alrededor del 5% de sus componentes- siempre y cuando no dañen a la salud y al medioambiente. Además, esos aditivos deben ser obtenidos por medio de un proceso de transformación sencillo.
Por otro lado, la cosmética orgánica, biológica o ecológica refiere a lo mismo, lo que varía es el país donde se use el calificativo. Por ejemplo, en Latinoamérica y Estados Unidos se habla de cosmética orgánica, mientras que en Europa se habla de ecológica. Lo que destaca a este tipo de productos es que, además de ser naturales, las materias primas provienen de la agricultura orgánica/ecológica, es decir, son obtenidas sin el uso de fertilizantes, pesticidas o herbicidas químicos.
Lo importante es que todo producto orgánico debe tener una certificación que lo avale.
Esta es la parte complicada porque la legitimidad depende de los sellos de certificaciones que tengan aprobados los productos. Muchas veces, las empresas confunden a los consumidores poniendo sellos de color verde en el empaque, pero no necesariamente significa que sean ecológicos o naturales. Por eso, si eliges alguno de estos productos es importante que sepas reconocer los sellos que dan las certificaciones más distinguidas.
Las certificaciones varían en cada región del planeta. En Europa, por ejemplo, no hay una regulación pública, por lo que las empresas acuden a organizaciones privadas que se aseguran de certificar la autenticidad de las materias primas usadas, el impacto ambiental y cómo afectan a la salud de los consumidores. Después de un riguroso control, los organismos certificadores otorgan los sellos que avalan las características de los productos.
Una de las certificaciones más reconocidas, por ejemplo, es la Cosmos, un estándar que se logró gracias a la unificación de criterios de cinco organizaciones fundadoras: BDIH de Alemania, Cosmebio y Ecocert de Francia, ICEA de Italia y Soil Association del Reino Unido. Los sellos que otorgan a las marcas son Cosmos Organic y Cosmos Natural, luego de estrictos controles. Los órganos de certificación -ubicados en Australia, Francia, Alemania, España, Reino Unido, Corea del Sur y Turquía– otorgan los sellos de garantía a marcas de cosméticos de todo el mundo, dando a los consumidores la seguridad en sus elecciones de compra.
También encontramos otras certificaciones dadas por asociaciones como Natrue, Biovidasana o USDA. Hay, por tanto, una gran variedad de diseños de logotipos que pueden confundirte.
Busca los sellos más reconocidos. Y si observas que alguno es confuso y no lo reconoces, puedes consultar a los servicios de atención al consumidor de las marcas.
A veces podrán engañar a los consumidores por poner logos verdes dudosos, pero las legislaciones de los países, por lo general, obligan a las empresas a dar información real a los consumidores que la solicitan.
Como ante todo cambio social, no tenemos la certeza, pero si la suposición de que cada vez hay mas consumidores que se comprometen a eliminar el impacto ambiental que generan sus consumos.
A la vez, por los avances de la ciencia sabemos de que algunos productos de la cosmética tradicional tienen químicos que no son beneficiosos para la salud y pueden generar problemas a largo plazo.
La tendencia actual indicaría que los consumidores eligen volver a la naturaleza para cuidarla y cuidarse, cada vez un poco más. Ahora ya sabes cómo elegir tu cosmética natural y orgánica, ¿estás listo para sumarte a esta tendencia?
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