Un emprendimiento en Uganda está ayudando a familias a acceder a agua potable y a disminuir emisiones de carbono a la atmósfera.
El acceso al agua potable es muy complicado para muchas personas en el planeta. Uganda es uno de estos sitios, donde miles de niños menores de cinco años mueren por año por enfermedades gastrointestinales.
Las condiciones de pobreza y la migración generada por conflictos armados han generado condiciones de vida penosas. Sin infraestructura, la única manera de potabilizar el agua es hirviéndola con carbón vegetal o leña, lo que muchas veces no logra ser tan efectivo, sobre todo cuando el vital elemento proviene de lagos o ríos que utiliza el ganado para beber.
Una empresa creada por dos jóvenes en 2017 tomó en cuenta estos problemas. Se trata de Tusafishe, que creó un filtro de agua muy efectivo y fácil de utilizar que no requiere de una fuente de calor y que, además, deja el agua transparente.
El sistema desarrollado por estos emprendedores funciona a base de arena de granito. El agua se coloca en tanques donde se encuentra este árido que, por sus propiedades, retiene cualquier bacteria y elemento sólido.
A medida que pasa el tiempo, el agua que se coloca en el tanque va escurriendo hacia el fondo, dejando en el camino todas las impurezas. El líquido ya tratado pasa entonces a otro tanque, donde ya queda almacenado y listo para ser consumida.
La estrategia de la empresa es instalar estos filtros primero en escuelas. Tienen un costo de 500 dólares y la instalación se paga en conjunto entre toda la comunidad educativa. Con la cantidad de purificadores de Tusafishe instalados ya son más de 30.000 las personas que lograron acceder a agua segura.
El desarrollo de esta empresa ayuda también a las familias de los alumnos. En las escuelas los jóvenes y niños son capacitados en el funcionamiento y mantenimiento del filtro para que puedan llevar el sistema a sus familias.
Así, Tusafishe logra entrar a diferentes comunidades donde instala equipos hogareños. Este artefacto tiene el aspecto de dos cubos de pintura de 20 litros apilados uno encima del otro.
El cubo superior está rellenado con la arena de granito. Es allí donde el usuario debe colocar el agua que desea purificar, la que luego decanta al cubo inferior, donde queda almacenada y lista para ser consumida.
En los barrios o aldeas, Tusafishe trabaja con referentes comunitarios. La idea es que todas las personas aprendan sobre el consumo de agua segura y también sobre el mantenimiento de los filtros.
Según estimaciones de mortalidad infantil de las Naciones Unidas, en Uganda mueren cerca de 70.000 niños menores de cinco años al año. Las enfermedades gastrointestinales agudas por el consumo de agua en mal estado ocupa el tercer lugar en el ranking de causales de muerte.
Así, el trabajo de Tusafishe es muy relevante en una comunidad que necesita mejor calidad de vida. Además, este desarrollo tiene un impacto ambiental importante porque las familias y escuelas que acceden a los filtros dejan de hervir agua con leña.
Esto alivia la presión en la tala de la región para la producción de leña y carbón vegetal. Además, Tusafishe junto a sus clientes están plantando árboles como respuesta al cambio climático.
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