La crueldad humana que tiñe los océanos de sangre y dolor: ballenas y delfines en la mira

Los cetáceos son animales extremadamente inteligentes, nobles, protectores, sociales y familiares. Mira cómo los humanos nos comportamos con ellos.

Imagen del documental ’The Cove’, que denuncia la matanza de delfines en la bahía de Taiji. / LOUIE PSIHOYOS (© LOUIE PSIHOYOS OPS 2008)

Muchas especies se encuentran al borde de la extinción, y no es algo que no sepamos. Con el fin de proteger a estas especies se establecen días especiales, para que a través de diferentes acciones y eventos se pueda divulgar cada temática en particular, con el fin de tomar conciencia como sociedad y así abolir las malas prácticas que hacemos los humanos.

La Comisión Ballenera Internacional (CBI) – en inglés International Whaling Commission (IWC)– decidió el 23 de julio de 1986 declarar esta fecha como el Día Mundial Contra la Caza de Ballenas, que hoy en día se ha convertido en el Día Mundial de las Ballenas y los Delfines.

El objetivo que se busca es frenar la caza indiscriminada de estas especies, las cuales se encuentran en peligro de extinción.

Este tema lleva años en debate y no se consigue llegar a acuerdos formales, debido a que existen un mismo número de países entre los que están a favor y aquellos que están en contra de la caza de estos animales.

Por otro lado muchos de quienes defienden estas violentas matanzas, alegan que no se realizan con fines comerciales, sino científicos, a pesar de las sangrientas masacres ya conocidas a través de populares videos, que muestran la atrocidad y la crueldad con la que se realizan estas prácticas.

La matanza anual de delfines en Japón

Todos los años, entre los meses de septiembre y marzo, se lleva a cabo en Japón, más precisamente en la bahía de Taiji, la tradicional y famosa caza anual de delfines, en la que el gobierno japonés autoriza la muerte de más de 2.000 cetáceos.

Los pescadores localizan a los grupos de delfines, se los conduce con embarcaciones y ruidosos tubos metálicos similares a trompetas que introducen en el agua, hacia una zona donde los rodean y bloquean su paso.

Los animales marinos tienen un oído muy sensible y usan los sonidos mucho más que otros sentidos para poder orientarse, comunicarse y navegar en un medio tan inmenso y cambiante como son los océanos. De esta manera los delfines son asustados y confundidos con este túnel de ruido que los conduce hacia la trampa, el lugar donde serán asesinados.

Una vez que son acorralados en la bahía, se encuentran atrapados sin ninguna salida y es allí cuando comienza la cruel matanza. Algunos son seleccionados para parques acuáticos, donde vivirán en cautiverio por el resto de sus vida, y la mayoría son asesinados para comercializar su carne.

Caza de ballenas en las Islas Feroe

 

Esta matanza es parte de una tradición popular que también se realiza cada año, siendo autorizada y regulada por la legislación.

El escenario es la bahía de Torshavn, la capital de las Islas Feroe, un archipiélago independiente perteneciente al Reino de Dinamarca. Aunque el grindadráp (o “grind” como comúnmente se lo llama), puede darse en cualquiera de las 26 bahías que rodean las islas. La mayor parte de estas cacerías suceden entre junio y septiembre.

Cada año, desde hace siglos, se celebra este ritual popular en el que la sangre de ballenas y también delfines, tiñe el agua del mar y las playas, donde yacen los cuerpos asesinados de cientos de cetáceos que luego son destripados por las personas.

“Aunque la visión es dramática para los forasteros, la carne y grasa de ballena son una parte muy valiosa de la dieta nacional en las Islas Feroe”, declaró Páll Nolsøe, portavoz del gobierno de las Islas Feroes, al diario británico Metro. El gobierno defiende esta costumbre arraigada, argumentando que es un modo de vida y de sustento para la población. “Cada ballena proporciona a las comunidades varios cientos de kilos de carne y grasa, carne que de otra manera debería importarse del extranjero, agrega Nolsøe.

Hace tiempo, podría haber sido válido el argumento de que la carne de una ballena podía alimentar a varias familias. Pero PETA insiste en que hace ya muchas décadas que el consumo de carne de ballena en la isla como “tradición” se ha acabado. Sostienen que solamente el 17% de los pobladores dicen consumir carne y grasa de ballena con regularidad.

Lo cierto es que los isleños han sabido aprovechar algunos huecos legales, justificando estas prácticas como una tradición arraigada en la sociedad desde el siglo XVI.

Ballenas Islas Feroes
Imagen del mar teñido de rojo durante la matanza en la bahía de Torshavn (Islas Feroe) Andrija Ilic/AFP

¿Qué podemos hacer para frenar estos asesinatos masivos?

La campaña de voluntarios de Blue Planet Society ha denunciado a través de las redes sociales estas matanzas, que las declara como un “ataque brutal y cruel” asegurando que cada año se cazan y matan más de 100.000 delfines y ballenas pequeñas.

Para impedir que esta sangrienta práctica continúe y que la caza de ballenas y delfines en Japón y las Islas Feroe sea prohibida, han creado una petición online, donde hasta el momento más de medio millón de personas ya han firmado.

Ser parte de estas acciones ayuda a que se avance en la creación de leyes necesarias, para proteger la vida y la belleza de estos nobles e inocentes animales, que no merecen ser masacrados de esta manera.

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