Cada vez más personas eligen el veganismo por respeto a los animales. Pero todavía quedan algunos mitos sobre esta postura ética.
Que sin la carne no se puede vivir, que si la proteína, que si es una posición extrema. Son algunos de los planteos a los que se enfrenta alguien que comienza a transitar el veganismo.
Para los primeros veganos, luchar contra los prejuicios fue la primera parte. Aunque ya se han derrumbado muchos, todavía cuesta derribar algunas opiniones que, en su mayoría, están fundadas en la falta de información.
Un mito es algo a lo que se le atribuyen cualidades que no tiene, de allí que vamos a desmitificar algunas de las concepciones erróneas sobre el veganismo.
No, no es una dieta. Si bien se elige una alimentación basada en plantas (vegetariana) también es una actitud de respecto hacia todos los seres sintientes.
El veganismo tiene como base al antiespecismo, lo que implica la no discriminación hacia otras especies animales.
Considerar a los animales como individuos sintientes abarca no solo una dieta, sino también a los distintos usos y abusos que los humanos hacemos de ellos.
Toda dieta que esté mal llevada, traerá deficiencias. Por eso, la alimentación basada en plantas, si se lleva de manera ordenada, cubrirá todas las necesidades nutricionales.
La única salvedad es la vitamina B12, que debe ser suplementada porque se encuentra en la tierra y en algunas plantas. Los animales herbívoros la absorben con su aparato digestivo, pero nosotros necesitamos hacerlo por medio de suplementos.
De allí que siempre es recomendable la consulta con un nutricionista para que evalúe si necesitamos vitamina B12 y en qué cantidad.
Si le preguntas a una persona vegana qué es lo que le resultó mas difícil, probablemente te responda que lo social.
Sin duda, el cambio de dieta puede resultar complejo al principio porque debemos acostumbrar a nuestro paladar a nuevos sabores y texturas. Pero lo más difícil no es el cambio de vida, sino la aceptación social en un entorno que no es vegano.
Esto sucede tanto por la convivencia como por las argumentaciones que suele haber cuando alguien siente que se meten en su plato de comida.
Ni carnívoros ni herbívoros, somos omnívoros. Esto significa que nuestro sistema digestivo puede digerir tanto la proteína animal como la vegetal.
Las comparaciones de características biológicas, como la dentadura de los animales herbívoros o carnívoros, suele minimizar la discusión.
Por eso, hacemos hincapié en la evolución de pensamiento de los humanos. Si nuestro sistema digestivo acepta ambos tipos de alimentos, podemos elegir con qué alimentarnos.
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