En el Día Internacional del Combatiente de Incendios Forestales, hablamos con Marcelo Yzurieta, bombero voluntario argentino que nos cuenta sobre su arduo trabajo.
“Ser bombero voluntario se trata de estar siempre dispuesto a ayudar ante cualquier emergencia”, es como mejor se define Marcelo Yzurieta, bombero voluntario que trabaja en la localidad cordobesa de Alta Gracia, en Argentina.
Cada 4 de mayo se conmemora el Día Internacional del Combatiente de Incendios Forestales, y qué mejor manera de homenajear a esta noble profesión que con el relato en primera persona de uno de sus protagonistas.
Y más en un año en que debemos tomar consciencia de la importancia de los brigadistas que ayudan a combatir los desastres ecológicos que provocan los incendios. La fecha se celebra desde 1999 en memoria de cinco bomberos que fallecieron en Linton realizando su trabajo. Además, coincide con la celebración del día de San Florián, considerado el patrono de los bomberos.
En una entrevista con Ecocultura, Marcelo nos cuenta todo sobre esta profesión que, en su caso, es voluntaria.
El noble trabajo de un bombero voluntario
Los bomberos voluntarios son hombres y mujeres que, teniendo otros trabajos, no cobran por brindar su asistencia en emergencias. Los cuarteles están conformados por vecinos que se interesan en cuidar su lugar y se capacitan para profesionalizarse. Una vocación y tareas dignas de reconocer.
Existen en todo el mundo. En Argentina, el voluntariado comenzó en asentamientos de inmigrantes que se encontraban lejos de los cuarteles de bomberos. Las distancias y, en consecuencia, las demoras en llegar a los lugares de los incendios, llevaron a que los mismos vecinos se agruparan para combatirlos.
El trabajo fue evolucionando y hoy están equipados y profesionalizados tanto como los bomberos de la Policía, nos cuenta Marcelo. Además, se capacitan constantemente para estar preparados para los distintos tipos de siniestros.
“Cuando empecé a trabajar, pensé que el trabajo era solo apagar incendios forestales, pero en realidad hacemos muchísimas otras actividades”, relata el bombero cordobés. Junto a sus compañeros asiste en accidentes vehiculares, derrames de materiales peligrosos o estructuras colapsadas, entre otras labores.
La lucha contra los incendios forestales
Para poder acudir ante cualquier emergencia, las dotaciones están siempre listas para actuar en conjunto con los bomberos de la Policía o de otros cuarteles de voluntarios.
La localidad a la que pertenece el cuartel de Yzurieta se encuentra en una zona donde hay muchos incendios forestales. Y cuando la magnitud de estos es muy grande, los bomberos voluntarios acuden a dar apoyo.
Para lograr una asistencia rápida y eficaz, con el tiempo necesario para prepararse, primero reciben una alerta amarilla. Esto implica quedar a la espera del llamado que solicite el apoyo. Si llega la alerta roja, las dotaciones responden rápidamente en grupos de cuatro bomberos que van a la zona afectada a dar apoyo.
Aquí el trabajo es muy duro. Se dividen en turnos de 12, 24 o 48 horas, de acuerdo a la disponibilidad de cada bombero. Recordemos que todos ellos tienen otros trabajos, por lo que deben ir rotando.
Su humanidad mas allá de su profesión
Lidiar con situaciones de tanto estrés no es fácil, y cada emergencia a la que acuden es distinta. Por eso, además de la protección física, los bomberos necesitan una protección psicológica. De allí que tienen un psicólogo por cuartel para darles apoyo emocional.
Para canalizar sus emociones, se emplea una técnica que llamada “defusing”. Esta les ayuda a lidiar con la muerte de víctimas y distintas situaciones que los afectan.
La técnica consiste en reunirse en el cuartel al terminar su trabajo para analizar lo que salió bien o mal. Además, se relajan entre todos, beben y comen algo. “Aunque no siempre logramos sacar todo ahí, a veces es inevitable guardarnos cosas que nos llevamos a nuestras casas”, confiesa Marcelo.
En esta última temporada, los incendios forestales de su zona fueron devastadores. Allí es cuando los valientes hombres y mujeres que combaten las llamas no pueden evitar quebrarse, como todo ser humano.
“Cuando ves que el fuego te gana por todos lados y estás con tu mochilita enfrentándote a una columna de siete metros de alto sin poder hacer nada, es muy frustrante. todos llegamos al borde de las lágrimas”, relata marcelo.
En este video, Marcelo nos comparte uno de aquellos momentos de frustración en los que no pudieron hacer mucho para detener la inmensidad de las llamas.
También puede interesarte:
- Incendios forestales: ¿Devastación intencionada por negocio o desidia?
- ¿Cuáles son las especies más amenazadas por incendios en el Amazonas?