Después del tráfico de drogas y el de armas, la pesca ilegal y el tráfico de animales son la tercera actividad ilícita más lucrativa del mundo.
Uno de cada cinco peces capturados en todo el mundo se realiza de forma ilícita. Se estima que la pesca ilegal le cuesta a la economía mundial hasta 23 mil millones de dólares. Estos datos no provienen de ambientalistas, sino de la misma Organización International de Policía Criminal (INTERPOL).
Y este delito medioambiental nos afecta a todos. Especies marinas se están agotando masivamente, además de la pérdida de biodiversidad, esto significa una amenaza a la seguridad alimentaria.
Por todo esto, la Organización de las Naciones Unidas ha establecido cada 5 de junio como el Día Internacional de la Lucha contra la Pesca Ilegal. Su objetivo es prevenir, desalentar y eliminar esta práctica no declarada ni reglamentada.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la pesca ilegal es responsable de la pérdida de 11 a 26 millones de toneladas anuales de pescado. Esto se traduce en daños a la economía global y la destrucción de medios de vida.
Además, la pesca ilegal pone en riesgo los ecosistemas marinos y la biodiversidad incluso en santuarios y áreas protegidas. Por esta razón, los esfuerzos de la comunidad internacional para asegurar la pesca sostenible se chocan día tras día con el accionar de las pesqueras ilegales.
Falta de control y ecosistemas marinos devastados
Lo que está en juego es la vida en los mares y océanos. En este sentido, regular para poner fin a las actividades ilegales y a la sobrepesca es clave para proteger la supervivencia de las especies en peligro de extinción y garantizar la seguridad alimentaria.
La pesca ilegal puede cometerse de diferentes maneras. Una de ellas consiste en pescar en áreas marinas protegidas y zonas restringidas creadas para resguardar la biodiversidad que ahí habita.
En Latinoamérica, la pesca ilegal aprovecha la falta de controles y vigilancia. Según denuncias de Greenpeace Argentina, los navíos ingresan en áreas restringidas, donde viven especies amenazadas, para explotar sus recursos.
Algunos de estos sectores donde se han detectado embarcaciones ilegales de grandes pesqueras son el archipiélago de Revillagigedo en México, las Islas Galápagos en Ecuador o la reserva Malpelo en Colombia.
La pesca ilegal en el Mar Argentino
Hay registros documentados desde hace meses de la actividad de barcos -principalmente chinos y coreanos- en los límites de la zona comercial de Galápagos.
También en el límite de la zona económica exclusiva del Mar Argentino, donde estos pesqueros aprovechan el vacío legal existente en aguas internacionales actuando por la noche para evitar ser vistos.
Milko Schvartzman, especialista en conservación marina, y la organización Environmental Justice Foundation denunciaron la actuación ilegal y caza de cientos de lobos y elefantes marinos. Esto se practica para extraer dientes, hígado y genitales en territorio argentino.
“El descontrol pesquero es tal que nos encontramos con mayor cantidad de buques bordeando las aguas argentinas, que la cantidad de buques autorizados dentro de la Zona Económica Esclusiva”, alertó Luisina Vueso, coordinadora de la campaña por la protección del Mar Argentino de Greenpeace.
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