Cada 16 de mayo se celebra el Día Internacional de la Luz. Se pretende resaltar su valor para la evolución y el desarrollo sostenible de la humanidad.
La luz está en el imaginario colectivo del inicio y el final de nuestros días. La palabra alumbramiento es, así, sinónimo de nacimiento. Ver la luz al final del túnel es una de las metáforas más extendidas de la muerte. Pero, ¿qué pasa en el medio?
La vida misma. Y es allí, en el milagro de cada jornada, donde la luz juega un rol trascendental para cada uno de nosotros más allá de lo metafórico. Cada 16 de mayo se conmemora el Día Internacional de la Luz, que tiene como objetivo resaltar su importancia en las ciencias, la cultura y el desarrollo sostenible.
El día fue establecido para conmemorar cuando el físico Theodor Maiman logró por primera vez proyectar un láser a través de un rubí. Esto ocurrió el 16 de mayo de 1960. La fecha fue proclamada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y se celebra desde 2017.
Luz para la evolución de la humanidad
La Unesco destaca que la luz es un fenómeno natural que la ciencia se ha enfocado en comprender y utilizar en prácticamente todas las nuevas tecnologías. Las fibras ópticas de Internet que conectan al mundo, o los aparatos que nos permiten visualizar y manipular los datos que por allí circulan, son un ejemplo de ello.
La luz es clave también para el desarrollo del pensamiento humano, la literatura, las artes visuales, audiovisuales y las ciencias humanas. Para la Unesco, es elemental para la preservación del patrimonio cultural de la humanidad.
Desarrollo sostenible iluminado
También se pretende destacar el rol de la luz en el desarrollo sostenible. En este sentido, se invita a reflexionar sobre cómo aprovechar el sol para la generación de energías limpias, que permitan construir un mundo con menos emisiones de gases contaminantes a la atmósfera.
También la Unesco destaca que la luz es de gran ayuda para desarrollar y profundizar modos de vida más amigables con el ambiente, basados en arquitectura y consumo sostenible.
Sin luz, sin la innovación y la investigación que se genera a su alrededor, no serían posibles los desarrollos tecnológicos que hoy nos brindan una mejor calidad de vida. Es por eso que se destaca su valor para la evolución de prácticas médicas de última generación, comunicaciones más eficaces y energía que garantice un futuro para todos.