En el Día Mundial del Atún, te contamos sobre la crisis de los ecosistemas marinos y la sobrepesca que afecta a una de las especies de mayor demanda.
¿Sabías que el atún es una de las especies marinas mas amenazadas por el exceso de demanda? La Organización de las Naciones Unidas (ONU) advierte que durante el 2020 el consumo de atún enlatado se duplicó por ser no perecedero y por su bajo costo, algo muy buscado durante la pandemia por coronavirus.
La ONU estima que un 33,3% de las siete especies más amenazadas de atún está siendo explotado a niveles que son biológicamente insostenibles. Por eso, cada 2 de mayo se celebra el Día Mundial del Atún con el fin de concienciar respecto a la necesidad de proteger a esta especie marina.
Las especies más amenazadas son las que se capturan para producir el atún en conserva por su carne magra. Y otras como como el atún de aleta azul y el atún rojo, que se usan para preparar sushi. Este último es uno de los más caros.
La importancia del atún en los ecosistemas marinos
El atún merece ser protegido como otras especies marinas. Son animales migratorios que pueden recorrer hasta 50 kilómetros diarios y en velocidad pueden alcanzar los 70 kilómetros por hora.
Algunas especies, como el atún rojo, pueden pesar casi 700 kilos y vivir 30 años. A diferencia de otros peces, este gigante tiene un sistema circulatorio de sangre caliente que le permite vivir tanto en el Mar Ártico como en los trópicos.
La presencia de atunes en los océanos es de suma importancia porque forman parte de la cadena alimenticia marina. Su dieta, migración e incluso sus excrementos ayudan al equilibrio ecosistémico marino.
La amenaza de la sobrepesca del atún rojo
La mayor parte de la población no es consciente de la gravedad del problema de la sobrepesca. El atún rojo, por ejemplo, es el más amenazado ya que es muy apreciado por su carne con capas de grasa para hacer sushi.
Esta es su condena, ya que es uno de los pescados más caros, llegando a venderse a 50 mil dólares la unidad en mercados japoneses.
Según la organización Ocean Sentry, la población mundial de atún rojo ha descendido un 97% con respecto a sus niveles históricos.
La codicia por atraparlo llevó a que en la última década se desarrollasen flotas equipadas con la más alta tecnología para barrer el Mar Mediterráneo, lugar al que migran para desovar. Así, se capturan cientos de miles de ejemplares, muchas veces de manera ilegal.
Las granjas de peces, ¿una solución?
Las piscifactorías o granjas de peces se presentan como una opción sostenible para contrarrestar el agotamiento de peces que extraemos de los océanos.
¿De qué se trata? Son recintos sumergidos en el mar o en ríos donde se crían o engordan peces que luego son llevados a los puertos.
El problema es que, tal como denuncian organizaciones como Igualdad Animal, las condiciones de vida de los peces allí son extremas. La ONG cita un estudio hecho por la Royal Society Open Science que reveló que estos lugares son estresantes y dañinos para los peces.
Por su parte, Animal Ethics denuncia que con el hacinamiento los peces se estresan, se vuelven más débiles y, por lo tanto, contraen enfermedades. Y pueden llegar incluso a contagiar a otros animales marinos.
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