Estamos en emergencia climática. Si continúa el avance del calentamiento global, la política internacional deberá frenar una posible crisis humanitaria.
Una población sin bandera ni territorio sufre ya las consecuencias del calentamiento global. Se los conoce como desplazados ambientales y su número podría crecer con el aumento de la temperatura del planeta.
Por cada grado de temperatura global, el riesgo de desplazamientos ambientales aumenta en un 50% por posibles inundaciones de ríos. Este alarmante dato fue difundido recientemente debido a un estudio realizado por un equipo internacional de Suiza, Alemania y los Países Bajos.
Desde 2008, los desastres naturales produjeron el desplazamiento de 288 millones de personas. Las inundaciones fueron la causa del 63% de los casos, provocando un número de desplazados mayor en relación a los conflictos sociales, violencia y guerras.
Los investigadores realizaron una proyección de diversos escenarios para analizar el riesgo de desbordamiento e inundaciones de algunos ríos. Así, estimaron la tendencia de desplazamiento de las poblaciones tanto a nivel mundial como regional.
La pandemia agrava la situación de los desplazados
La Agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), informó que solo en 2019 se produjeron 33.4 millones de desplazamientos internos en 145 países. La mayoría, relacionados con desastres naturales.
Desplazarse no solo significa perder el hogar. Lleva a los enfrentamientos territoriales con pandillas, la pobreza y el riesgo que representa no contar con un refugio seguro durante la pandemia, con la posibilidad de contagiarse y morir.
“Si queremos mitigar el impacto de un desastre, tenemos que estar preparados para actuar rápido y de manera integral. Si lo ignoramos, enfrentaremos graves consecuencias”, manifestó Andrew Harper, asesor especial de ACNUR sobre acción climática en relación a la exposición de los refugiados climáticos al covid-19.
Una laguna legal sobre la problemática
Según el sitio Eco Derecho, si bien la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a finales del 2018 adhirió al Pacto Mundial sobre los refugiados o migrantes climáticos, el derecho internacional no reconoce el concepto de refugiado ambiental.
Este problema de reconocimiento en términos jurídicos supone una laguna legal respecto a la protección, gobernanza y manejo de estas poblaciones vulnerables dentro de cada territorio. Esto podría suscitar futuros conflictos de jurisdicción.
De acelerarse el calentamiento global, se incrementaría el número de desplazamientos de manera alarmante con el riesgo de desatar una verdadera crisis humanitaria en algunas regiones.
El Pacto Mundial sobre los Refugiados confiere un marco de cooperación internacional para una distribución equitativa de las responsabilidades, en consonancia con el principio de no devolución de la Convención de 1951 de la Declaración de las Naciones Unidas.
Este principio fundamental, según ACNUR, afirma que “una persona refugiada no debe ser devuelta a un país donde se enfrenta a graves amenazas a su vida o su libertad”.
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