Vivir un eclipse de sol es una experiencia única. Cuando el día se hace de noche se experimenta una hipnosis astronómica de la que es muy difícil despertar.
Ver un eclipse total de sol es como prepararse para una procesión. Si eres uno de los privilegiados de poder presenciar este fenómeno astronómico que se da en una franja diminuta de la Tierra, tienes que saber que no vas a estar solo para verlo.
Como periodista me tocó cubrir un eclipse de sol total que se vio el 2 de julio de 2019 en la provincia de Córdoba, en el centro de Argentina, y vivir una experiencia de este tipo es algo único.
En el mundo pre pandemia, casi toda la provincia planeaba movilizarse hacia los pocos puntos donde el fenómeno se vería.
Las autoridades locales habían montado puntos de encuentro con shows para esperar el momento del eclipse del sol, que sería apenas unas horas antes del atardecer.
En estos lugares la gente se congregó desde el mediodía. Los puntos estaban en la capital de Córdoba, en una zona de llanuras y en un área de montañas llamada Traslasierra.
Estuve en Traslasierra, en la localidad de La Población, donde además de los shows se montó una feria de comidas.
Había muchísimas familias, que armaron sitios de picnic. Pero también estaba repleto de astrónomos aficionados. Los telescopios se multiplicaban de a decenas a medida que se acercaba la hora del eclipse de sol.
También comenzaban a sentirse conversaciones en otro idioma, el inglés y el francés eran los que sobresalían en la multitud. El eclipse fue el motivo de viaje de muchos extranjeros hacia Argentina. La NASA había calificado a Córdoba como el mejor lugar para ver el eclipse.
En el escenario del punto de encuentro había una pantalla gigante que mostraba permanentemente al Sol en directo. Un animador no paraba de hablar y de contar curiosidades de este fenómeno astronómico.
Los niños de las escuelas locales le bailaban y cantaban al Sol. Era la oportunidad que tenían de mostrarse al país, ya que Traslasierra es una zona desconectada de las grandes ciudades.
Todo este evento fue mostrado en directo por las cámaras de las autoridades provinciales, pero también por medios nacionales e internacionales. En Córdoba el próximo eclipse de sol se verá recién en 2071, había muchas razones para asistir.
Cuando la Luna le dio el primer bocado al Sol el animador explotó con un : “¡Ya empezó el eclipse!”. La multitud clamó. Algunos gritaban, otros se abrazaban y suspiraban. Todos miraban al cielo con sus anteojos oscuros.
Como en esta previa al eclipse de sol del próximo lunes 14 de diciembre, mucho se escribió en los medios sobre el fenómeno y muchas cosas se contaron que iban a pasar.
En un día completamente despejado, el Sol fue el único protagonista y se pudieron experimentar todos esos cambios que se producen cuando repentinamente el día se transforma en noche.
El momento señalado estaba cerca. Para ver el sol desaparecer había que mirar hacia el oeste un poco por encima del horizonte. Desde el punto de encuentro había vista plena al fenómeno.
Los gritos empezaron a ser permanentes cuando la Luna ya había comido prácticamente a todo el Sol. Cuando apenas quedaba una pequeña porción de luz, otra vez irrumpió el animador para invitar a una cuenta regresiva hacia el eclipse total.
“10, 9, 8, 7, 6…”, gritaban desde el escenario mientras el Sol desaparecía. La gente respondía en un unísono aturdidor. “5, 4, 3, 2, 1…”, gritos, abrazos, llantos y oscuridad repentina.
Cuando el Sol quedó cubierto completamente aparecieron las estrellas en el cielo. El espectáculo era anestesiante y en mi memoria no están los gritos de la gente. Hacia el este la oscuridad era absoluta.
Un día que era templado se transformó en una noche fría. La temperatura bajó de golpe y un viento suave empezó a soplar desde el oeste. La escena no parecía verídica, erizaba la piel, atropellaba la emoción.
Fueron unos minutos de silencio. De mirarnos entre todas las personas y no entender lo que pasaba. Los pájaros que revoloteaban en el cielo habían desaparecido. Cuando la Luna empezó a devolver los rayos de luz robados, el estruendo de la multitud se volvió a apoderar de todo.
Con el Sol iluminando nuevamente el horizonte vuelves a la realidad, te despiertas de esa hipnosis astronómica. Un eclipse de sol se vive como un festival, un festival para agasajar a la naturaleza y a los fenómenos que provoca. Un festival para recordar el delicado equilibrio con el que se rige la vida en nuestro planeta.
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