En Argentina, tierra del asado, un emprendimiento fabrica carbón ecológico a base de cascarillas de arroz. Este carbón verde ya se exporta a Chile y Colombia.
Cuando la vemos, es una inconfundible bolsa de carbón. Por fuera, se destaca su color negro y un gran logo en el que se lee «BrasUP». Hasta aquí, nada fuera de lo común. Pero lo que lo cambia todo es su contenido: el primer carbón 100% ecológico de Argentina, fabricado a partir de cascarillas de arroz.
No es extraño que BrasUP haya nacido en Argentina, un país agropecuario donde el asado (o barbacoa) es venerado culturalmente. Esto tracciona una gran demanda de carbones de todo tipo y otros productos complementarios.
Crear carbón ecológico fue idea del emprendedor correntino Facundo Cabrera. Su principal motivación fue encontrar algo que sustituyera al carbón tradicional para contribuir en la lucha contra la tala de árboles en territorio argentino.
Y es que, según Greenpeace, Argentina está entre los 10 países que más desmontaron en las últimas tres décadas. Esto significa una pérdida de 8 millones de hectáreas de bosques nativos.
A nivel mundial, para la fabricación de una tonelada de carbón se necesitan entre 5 y 10 toneladas de madera.
En sus inicios, BrasUp creó una caja de autoencendido de carbón vegetal para hacer asado. Pero algo no cerraba. Así lo explicó Facundo en diálogo con Ecocultura: “Una vez metido en el negocio, recorriendo los campos y viendo cómo se hacía el carbón vegetal me di cuenta de que algo estaba mal. Veía cómo se talaban los bosques nativos y me di cuenta de que en Argentina no existía una alternativa ecológica que no dependa de los árboles”, señaló.
El proyecto hoy ofrece su carbón ecológico y una línea de kits para barbacoas, productos que comenzaron a exportarse a Chile y Colombia.
¿Cómo se produce el carbón ecológico?
Para dar con un nuevo material ecofriendly, Facundo viajó e investigó sobre las alternativas de usos de materiales orgánicos.
Durante un viaje a Brasil visitó una producción carbonera a base de desechos forestales y el fabricante le comentó que tenía la intención de elaborar carbón con cáscara de coco al norte del país. Posteriormente, una experiencia en Arkansas lo llevó a conocer algunos secretos de la industria arrocera estadounidense.
Al volver a Argentina, Facundo se decidió por las cáscaras de arroz. Y comenzó a proyectar su planta industrial de Santa Catalina, en la provincia de Corrientes. Allí obtuvo entonces un compuesto tan innovador como su proceso de producción, que es 100% sostenible y no depende de la actividad extractiva de árboles.
El proceso de elaboración del carbón ecológico BrasUP comienza con el tostado de la cascarilla de arroz a altas temperaturas y su trituración. Luego, se mezcla esta materia prima con un aglutinante natural y agua, y se pasa por una máquina extrusora para darle forma. Por último, llega el proceso de secado.
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Un material innovador con potencial ilimitado
BrasUP apunta a que el mercado argentino reemplace el consumo del carbón vegetal por el carbón ecológico. Para ello, actualmente se encuentran mejorando las maquinarias para establecer otras plantas de producción bajo el modelo de franquicias.
Y es que su esquema productivo puede plantearse en otras localidades de la región. Basta con aprovechar los recursos de cada lugar. Por ejemplo, el modelo puede replicarse en Córdoba con el uso de la cáscara de maní; o en Mendoza, con los resabios de viñedos. También en Rosario, donde pueden aprovecharse los residuos de las máquinas craqueadoras de nueces.
Además, el carbón ecológico tiene potencial para ser fuente limpia de abastecimiento de energía a nivel industrial. A comparación del carbón convencional, cuya producción causa estragos ambientales en el mundo, su reemplazo disminuiría considerablemente su huella de carbono.
“Este carbón también sirve para alimentación de calderas, pequeñas industrias o metalúrgicas porque su poder calorífico es superior al del carbón vegetal y tiene mayor durabilidad”, nos contó Facundo.
Con todo esto, el modelo de producción de BrasUp también es factible en otros lugares del mundo. Localizar las industrias de carbón en entornos de producción local que puedan abastecerse de materias primas residuales o biomasa, convierte este proyecto en un emprendimiento circular de alcance geográfico ilimitado.
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