Durante años, Alemania lideró la revolución de la energía eólica. Hoy, ciudadanos se oponen a que se sigan instalando molinos por el daño ambiental que provocan.
La transformación de la matriz energética del planeta es una urgencia para frenar el calentamiento global, pero no a cualquier costo. Esto están haciendo notar ciudadanos y comunas de Alemania que se oponen a la instalación de más granjas eólicas.
El problema está relacionado con el impacto ambiental que provocan los molinos de viento. Entre ellos, los ruidos molestos ocasionados por los constantes zumbidos de las aspas cuando se encuentran operativas, la afección del hábitat de cientos de aves y los problemas que ocasionan también en comunicaciones de radiofrecuencias.
Por estas razones, la instalación de nuevas turbinas y parque eólicos está prácticamente paralizada. Una de las principales causas es la cantidad de demandas y trabas judiciales y burocráticas que tienen hoy en día iniciativas de este tipo.
Energía eólica: limpia, pero molesta
La Federación Alemana de la Industria de la Energía del Viento destaca que aprobaciones que antes demandaban 10 meses hoy pueden llevar más de dos años. Uno de los principales recursos legales presentados contra las granjas eólicas está relacionado a que se pretenden construir en zonas muy próximas a áreas residenciales.
En el estado de Baviera, ante la presión de los residentes, se emitió un decreto que indica que una turbina eólica se debe ubicar a una distancia de la vivienda más próxima equivalente a 10 veces su altura .
Los cuestionamientos de este tipo están centrados en dos puntos. La contaminación sonora que genera una granja de turbinas eólicas y el impacto que éstas también tienen en la percepción del paisaje. Muchos consideran que afean los entornos.
Mientras, las áreas militar y aeronáutica también ponen sus reparos a la instalación de turbinas. Estos grandes molinos generan intervenciones en las comunicaciones de radiofrecuencia, por lo que no pueden estar ubicados en una distancia menor de entre 10 y 15 kilómetros de un aeropuerto o una base militar.
Turbinas bloqueadas para preservar la fauna
Además, la protección de la fauna silvestre es otro de los puntos que la instalación de turbinas eólicas no puede eludir. Según datos de la Federación, ya son más de 300 las turbinas que no pueden operar en el país. Esto se debe a que son una amenaza para la subsistencia de muchas especies de murciélagos y aves.
Las trabas que encuentra en el camino, el desarrollo de las energías renovables en Alemania, impactan de lleno en los compromisos asumidos para disminuir las emisiones de carbono a la atmósfera de cara al 2030.
Todos estos problemas y descuidos del sector eólico han generado una desaceleración en el avance de la transformación de la matriz energética alemana. Esta nación lideraba el sector junto a China y Estados Unidos.
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