La introducción de especies exóticas invasoras a nuevos hábitats genera graves impactos en la vida de los ecosistemas.
Desde que el ser humano comenzó a desplazarse por mar, tierra y aire se llevó consigo toda clase de flora y fauna. De manea accidental o no, la consecuencia de la introducción de especies invasoras en nuevos hábitats es la segunda causa de pérdida de la biodiversidad en el mundo.
Así lo indican la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y diversos biólogos a lo largo del mundo. Es un serio problema que tiene diversas causas, como animales que llegan accidentalmente escondidos en embarcaciones o vehículos o el mascotismo de animales salvajes que son liberados en otros ambientes sin medir las consecuencias.
Lo cierto es que sus consecuencias son graves porque las especies invasoras, además de alterar los ecosistemas, pueden transmitir enfermedades o generar serios impactos económicos.
¿Qué son las especies exóticas invasoras?
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), ONG dedicada a proteger el mundo natural, define a una especie exótica invasora como aquella que se introduce en un ecosistema o hábitat natural o seminatural. Si la invasora progresa, amenaza a la diversidad biológica nativa.
Pero no todas las introducciones de especies terminan siendo invasoras, ya que necesitan formar poblaciones autosuficientes y reproducirse. Puede suceder que no progresen y se extingan.
En el caso de tener éxito -si, por ejemplo, no tienen depredadores que controlen su reproducción-, el impacto que generan resulta sumamente perjudicial, ya que una vez que se propagan es muy difícil extraerlas.
Es importante señalar que no solo son animales y plantas, sino que también pueden ser microorganismos.
Los impactos para los ecosistemas
Los impactos dependen de la especie y del hábitat. Además, las consecuencias no son inmediatas, ya que se requiere mucho tiempo para determinar si logran establecerse con éxito o no en el nuevo hábitat.
Un informe realizado por el Ministerio de Ambiente de Argentina, en conjunto con la FAO y otros organismos, estableció cuatro graves impactos:
- Ecológicos: Alteran los ecosistemas cuando hay predadores o herbívoros que compiten por los recursos, desplazando o haciendo desaparecer a las especies autóctonas. De allí que terminen siendo la segunda causa de la perdida de biodiversidad en el mundo. La actividad que desarrollan los invasores altera el funcionamiento equilibrado de los ecosistemas.
- Económicos: Se considera que la mayoría de las malezas y plagas en la agricultura son de origen exótico; también los animales que afectan a productos almacenados o los que viven en infraestructuras humanas. Todos ellos causan graves perdidas económicas y se estima que el daño que ocasionan las invasiones biológicas alcanzaría el 5% del producto bruto global.
- Salud: El turismo y la actividad comercial implica el movimiento de bacterias, virus, parásitos y vectores (como las especies exóticas de mosquitos que dispersaron el dengue en Sudamérica). Además, los patógenos que traen de sus lugares de origen elevan la tasa de mortalidad de las especies autóctonas por no haber convivido nunca antes con esas enfermedades.
- Culturales: Las transformaciones en el paisaje afectan las costumbres y tradiciones de comunidades campesinas o pueblos originarios.
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