El eucalipto arcoíris es una verdadera obra de arte de la naturaleza. Es originario de Filipinas, pero crece también en Indonesia, Costa Rica y Hawái.
Cada año ves las hojas de los árboles cambiar de color y pintar los paisajes de distintas tonalidades. Pero, ¿has visto algún árbol cuya corteza vaya adquiriendo muchos colores vibrantes? Esto es lo que sucede con el eucalipto arcoíris, una obra de arte de la naturaleza.
El Eucalyptus deglupta, como sucede con todos los eucaliptos, tiene una corteza que se va desprendiendo en láminas o tiras. La diferencia con esta especie originaria de Filipinas es que, al decaparse, va adquiriendo llamativos colores.
Dado que es un proceso que se produce a medida que envejece, mientras más viejo sea el ejemplar, más colores se observarán. El primer color en revelarse es un verde claro; luego vendrán los azules, violetas, naranjas y, finalmente, los ocres.
Si quieres estar cerca de un eucalipto arcoíris deberás visitar sitios como Hawái, Papua New Guinea, Costa Rica o Indonesia, además de Filipinas. Estos árboles puede alcanzar los 76 metros de altura y son una fuente sostenible para la producción de papel por su rápido crecimiento.
El eucalipto arcoíris, una obra de arte viviente
Cada eucalipto arcoíris es una pieza única e irrepetible. ¡Aquí no verás a la naturaleza produciendo arte en serie! Y es que cada árbol es una obra de arte viviente, siempre cambiante, por lo que no verás el mismo patrón dos veces.
Este fenómeno responde a que la corteza se va desprendiendo en diferentes momentos de la vida del árbol, por lo que se van formando manchas de colores en diferentes capas.
Sin dudas, un bosque de eucaliptos arcoíris sería un lugar ideal para practicar shinrin yoku (baños de bosque) y zambullirnos en la belleza de la naturaleza.
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