La experimentación con animales divide a la ciencia y abre debates sobre la validez de los resultados obtenidos. Además, las empresas venden productos testeados en animales sin impedimentos legales.
En la actualidad las posturas -principalmente éticas- sobre la experimentación con animales están divididas y la ciencia debate sobre la validez de los resultados obtenidos con este método de estudio. A la vez, como no hay legislaciones específicas, muchas empresas multinacionales venden productos testeados sin que los consumidores lo sepan.
En pleno siglo XXI, ¿cómo puede ser legal hacer sufrir a un animal? Los primeros antecedentes de la experimentación en animales se remontan al siglo XVI, cuando algunos animales se usaban para demostrar funciones biológicas como la circulación de la sangre. Por ese entonces, se consideraba que los animales no podían sentir dolor por no tener intelecto.
Con el correr de los años comenzaron las discusiones acerca de su capacidad de sentir y los límites éticos que supone generar sufrimiento innecesario en estos seres. De igual manera, no han faltado los debates acerca de la efectividad de los datos obtenidos a partir de los animales, ya que estos no siempre son aplicables a los seres humanos.
La ciencia ha avanzado y ha comprendido que los animales, al igual que todos los seres que tienen un sistema nervioso central, pueden experimentar el dolor de la misma manera que los humanos. Por lo que, al experimentar con ellos, se sabe que se cruza un límite ético por causarles dolor y sufrimiento.
Por eso, se continúan abriendo debates sobre la necesidad de hacerlo. Y, sobre todo, si este tipo de experimentación es efectivo para comprobar los resultados en los humanos.
La experimentación con animales no siempre ha sido hecha en nombre de la ciencia. Con la la industrialización de productos, los organismos de salud demandan a las empresas que aseguren que sus productos no harán ningún daño a los consumidores.
Por tanto, cosméticos, detergentes, productos de higiene o limpieza deben ser probados dermatológicamente para ver las posibles reacciones en las personas.
La experimentación para testear productos cosméticos se realiza en animales. Esto ha llevado a que cientos de miles de monos, perros, conejos, ratones, entre tantos otros, mueran en laboratorios de todo el mundo a causa de las intoxicaciones y los distintos procesos a los que son sometidos.
La experimentación que realizan las empresas carece de regulación. Distintas organizaciones de protección de los derechos de los animales vienen demandando que las legislaciones de los países prohíban la experimentación en animales en productos de cosmética y de consumo masivo.
El Parlamento Europeo prohibió la experimentación con animales en cosmética en 2013. Sin embargo, alrededor del 80% de los países del mundo siguen permitiendo está práctica. De esta manera, las grandes empresas introducen al mercado europeo productos cosméticos que han sido probados en animales, sin que la mayoría de los consumidores lo sepan.
Los organismos nacionales e internacionales encargados de aprobar los productos no piden que estos sean necesariamente probados en animales. Sí se requiere que no dañen a la salud de las personas.
Por otra parte, como la mayoría de los ingredientes de los cosméticos se utilizan en muchos otros productos -como medicamentos, detergentes o alimentos- pueden haber sido probados antes en animales. Y esto represente un problema grave en la lucha contra la experimentación animal.
En la actualidad, la experimentación con animales está permitida en gran parte del planeta. La mayoría de los testeos se hace para investigaciones médicas y para la prueba de efectividad de los medicamentos.
Lo paradójico del caso es que, a pesar que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró los derechos de los animales en 1978, adentro de los laboratorios tales derechos no existen.
El Parlamento Europeo trabaja para lograr una prohibición global de la experimentación cosmética en animales. Busca un convenio en el marco de la ONU para que la prohibición entre en vigor antes de 2023.
Si bien se ha avanzado en la legislación respecto al testeo para cosmética, la discusión aún continúa dividiendo las opiniones.
Las posturas dentro de la ciencia se encuentran polarizadas en dos extremos.
Por un lado, quienes están a favor de la experimentación en animales con fines médicos o farmacéuticos, por considerarla necesaria para comprobar la efectividad de tratamientos de enfermedades o de medicamentos. Los científicos que testean en animales sostienen que sus estudios son aplicables a los humanos.
Por otro lado, existen científicos que consideran que los animales no son iguales a los humanos, y por lo tanto, no reaccionan de igual manera ante determinados testeos. Esto invalida que los datos obtenidos sean fehacientes. Estos científicos aseguran que la experimentación en animales es inútil porque los humanos tenemos diferencias biológicas y la ciencia no puede asegurar que las reacciones sean las mismas.
Es importante que sepamos que la ciencia tiene distintas maneras de comprobar la efectividad de un medicamento o el desarrollo de una enfermedad. Aunque siempre la opción de uno u otro método dependerá de qué se esté estudiando.
Los estudios in vivo son aquellos en los que se experimenta con animales. Existen, no obstante, dos alternativas:
No es necesario que nos aprendamos estos nombres que la ciencia usa, pero sí creemos necesario informar que existen opciones más éticas antes que la experimentación animal.
No es lo mismo escuchar hablar sobre experimentación animal que verlo con los propios ojos. Así, las organizaciones animalistas se infiltran en los laboratorios para registrar las condiciones a las que son sometidos los animales.
Un ejemplo es el siguiente video de Cruelty Free International. Advertimos que las imágenes pueden herir tu sensibilidad.
Si las imágenes te han impresionado, recuerda que pequeñas acciones pueden ayudar a cambiar el mundo. Por eso, puedes elegir comprar productos de empresas que no testean en animales.
Para comprobarlo, actualmente existen en el mercado sellos que certifican que el producto no fue testeado en animales.
Además, puedes encontrar online listados de las empresas que no experimentan en animales, que varían en cada país.
Lamentablemente, la experimentación con animales aún está vigente. Pero, al menos hasta que las leyes cambien, puedes elegir consumir productos libres de crueldad.
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