Sabemos que la comida rápida es una de las que más atracción genera, y sabemos que su meca está en los Estados Unidos. Pero no todo es tan sencillo, pues lo que en principio parece ser un producto de la racionalidad moderna, encuentra sus orígenes mucho más atrás en el tiempo.
Es realmente curioso enterarse de que aquello que consideramos más propio de la vida contemporánea tenga como precursores a los sistemas de producción de nuestro pasado remoto. Pero como muchos inventos humanos, la comida chatarra y el sistema fast food son el resultado de un proceso histórico que con la llegada de la modernidad se aceleró y se volvió mucho más eficiente. Veamos ahora cuándo comenzamos a comer de esta manera.
El éxito del fast food radica, justamente, en la velocidad de su entrega y en su practicidad, lo que permite seguir con otras actividades casi sin perder tiempo. Por más que se trate, en principio, solamente de comida, implica todo un estilo de vida, lo cual tiene sus efectos particulares ya que todo este sistema de producción y consumo gira en torno a alimentos muy calóricos pero poco saludables.
Si bien no es fácil, para tener una dieta equilibrada y saludable es necesario tomarse su tiempo, sobre todo para preparar cada comida con anticipación. Pero no es imposible, y en el estado de aceleración constante que experimentamos puede ser una buena manera de lidiar con muchos trastornos actuales.
Ahora bien, ¿cómo surgió este modo de preparar y comercializar comida? ¿Es realmente un invento basado en el sistema de producción en masa o su origen se remonta más atrás? Contrariamente a lo que solemos pensar sobre la comida rápida, sus comienzos pueden rastrease a lo largo de la historia universal hasta llegar incluso a civilizaciones antigüas admiradas por todo el mundo.
Los comienzos remotos de la comida rápida
La primera cadena de fast food tal como la conocemos hoy fue creada en 1919 por dos estadounidenses, Roy Allen y Frank Wright, llamada A&W Restaurants, y fue la precursora de un fenómeno mundial que hasta el día de hoy sigue siendo extraordinariamente lucrativo. Pensemos si no en Mc Donald’s y Burger King, solo por nombrar a los más famosos. Aceptémoslo, muchos de nosotros amamos la comida chatarra, pero probablemente no sepamos a ciencia cierta cuál fue su verdadero origen.
Para conocerlo, tenemos que remontarnos hasta Egipto y Roma, dos de las civilizaciones más significativas de la historia, principalmente por su influencia en una increíble cantidad de aspectos de las culturas occidental y oriental hasta el día de hoy.
Pero, ¿qué tiene que tienen que ver las Pirámides y el Foro con la comida rápida? Pues bien, el fast food no es un aerolito que cayó del cielo: comer rápido también era importante para estas sociedades. En Egipto, por ejemplo, se vendía pescado ya hecho en muchos puestos de los mercados para comer al paso. No muy diferente al fish and chips de hoy en día.
¿Conoces lo que eran las thermopolia? Eran puestos con comida lista para llevar que los romanos de Ostia preparaban y donde se se vendían también bebidas de distinto tipo. Se consideran los precursores de los restaurantes modernos, y contaban con ánforas siempre cargadas de alimentos para los transeúntes que desearan comprarlos.
Más acá en el tiempo, en la Edad Media la práctica del comercio de comida lista para consumir en el momento se extendió gracias a los vendedores ambulantes que llevaban sus carretas de un lado a otro de las ciudades. Llegando al siglo XIX, en el Londres victoriano, el Fish & Chips comenzó a popularizarse a partir de la segunda revolución industrial.
En definitiva, muchas prácticas actuales, la comida rápida en este caso, tienen sus orígenes mucho más atrás en la historia de lo que pensamos. El fast food se remonta hasta Egipto y Roma, como vimos, pero pertenece indudablemente a nuestro presente.