Pronostican una crisis para los elefantes de carga debido al declive de la industria maderera. La solución podría ser su liberación o el ecoturismo.
Una buena noticia opaca totalmente el panorama de los elefantes de Myanmar. Y es que unos 2.900 elefantes utilizados en la industria maderera para transportar los troncos quedarán “desempleados” debido a la prohibición a la tala, establecida por el Gobierno en 2016 y que finalizará en 2026.
Esta medida se tomó para frenar la deforestación en el país antes conocido como Birmania. Sin embargo, para los elefantes de carga ha significado problemas de obesidad por la falta de ejercicio, su venta a empresarios del entretenimiento y hasta su muerte.
Los elefantes en la industria maderera
Históricamente, los humanos en Myanmar han mantenido y explotado a los elefantes en diversas industrias. La más fructífera para el empleo de esta especie es la tala de árboles en los bosques, donde se utilizan para el traslado de los enormes troncos.
En terrenos de difícil tránsito o acceso por adversidades climática -como los bosques monzónicos, por ejemplo-, los paquidermos pueden abrirse paso y avanzar con facilidad en el terreno fangoso.
Sin embargo, fuera de este “oficio” serían un blanco fácil para cazadores furtivos y comerciantes que los matan para vender sus partes en el mercado de la medicina china.
En lugar de esto, emplearlos en el turismo prolongaría sus malas condiciones de vida, pero al menos seguirían vivos.
Peter Leimgruber, director del Centro de Ecología de la Conservación del Instituto Smithsonian, asegura que “se avecina una enorme crisis de bienestar animal». «Es como un tren de vapor que se va a estrellar y nadie lo detiene”, alertó.
Ser un elefante en Myanmar jamás es buen negocio
En este país asiático, hablar de bienestar animal es intentar darles a los elefantes “un buen uso” o “trabajo”. Tan es así que el debate principal sobre su destino se centra en cómo se emplearán los más de 2900 paquidermos que pertenecen a la compañía estatal Myanmar Timber Enterprise (MTE).
Otros miles de elefantes contratados por la MTE son de propiedad privada. Sus dueños, si no pueden explotarlos económicamente, pierden la posibilidad de mantenerlos por los supuestos altos costos que conlleva y se debaten entre venderlos a santuarios o matarlos para comercializar sus partes.
Los esfuerzos se dirigen a mejorar las condiciones laborales de los elefantes en cautiverio, algo que no contribuye a mejorar su conservación como especie.
Un estudio de la investigadora del Proyecto Myanmar Timber Elephant, Jennie Crawley, evidencia que el 25% de los elefantes en cautiverio de MTE muere antes de los seis años. Además, la mortalidad de las crías es alta en estas condiciones de vida.
La probabilidad de muerte de los elefantes se acentúa a los cuatro años de edad, cuando los mahouts -personas encargadas de entrenar o cuidarlos- comienzan a domesticarlos. La tasa de mortalidad de ejemplares jóvenes aumenta en el caso de las crías con problemas de salud adyacentes.
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