Mauro Morandi vivió solo en una isla del Mar Mediterráneo. Por decisión del gobierno italiano, tuvo que abandonar el lugar que custodió durante 32 años.
Mauro Morandi es conocido como «el Robinson Crusoe italiano». Vivió 32 años solo en una isla paradisíaca al norte de Cerdeña y se considera su guardián, pero por decisión del Gobierno italiano debió abandonar su hogar.
Luego de varios años resistiendo la presión de las autoridades, Mauro decidió finalmente dejar la Isla Budelli, donde pasó gran parte de su vida. La isla forma parte del Parque Nacional La Magdalena.
Este hombre, de 81 años, decidió mudarse ahora a la cercana isla de La Magdalena. Allí alquiló una casa en la que vive con una mujer, de la que se enamoró hace relativamente poco tiempo. La conoció por teléfono.
Mauro llegó a la isla, que habitó durante 32 años de casualidad. Cansado del estilo de vida que llevaba en Módena, decidió embarcarse con unos amigos en búsqueda de una isla en la Polinesia para pasar el resto de sus días.
Esto ocurrió en el año 1989. Morandi emprendió su viaje junto a unos amigos en un viejo catamarán restaurado. Se dirigían camino a la Isla de La Magdalena para trabajar, cuando se toparon con la Isla Budelli.
Los tripulantes de la embarcación descendieron asombrados por la belleza de la conocida Playa Rosa. Según cuenta Mauro, se toparon con un hombre que se presentó como el custodio del lugar. Esta persona se jubilaba en dos días y él se ofreció a tomar su lugar.
Mauro definió a esta isla como «la Polinesia en la puerta de su casa». Desde aquel día de 1989, habitó cerca de la Playa Rosa, en una antigua estación de radio que había quedado abandonada luego de la Segunda Guerra Mundial.
Cuenta «el Robinson Crusoe italiano» que se convirtió en el guardián de la Playa Rosa. Hasta 1994, Budelli era una isla más, pero en ese año se convirtió en Parque Nacional. Esto implicó una reducción de turismo en la zona, donde se puede permanecer por apenas unas horas ya que es un santuario natural.
Mauro explicó que durante todos estos años él se enfocó en educar a los turistas. Les enseñó que no se podían llevar arena del sitio de recuerdo y a respetar la naturaleza. También les contaba sobre las particularidades de la isla.
Luego de haber resistido varios intentos de desalojo por parte del Gobierno italiano, Morandi decidió abandonar la isla después de la última intimación. Desde el Parque Nacional La Magdalena indicaron que realizarán refacciones sobre la vieja estación para que pueda habitarla un guardaparque durante el verano.
La idea es que la isla no quede sola por mucho tiempo y que el nuevo custodio reciba a los turistas de la temporada estival. Además, se instalará un sistema de cámaras para vigilar este santuario durante las 24 horas del día.
Morandi está triste, tuvo que dejar el paraíso que habitó por 32 años. Le queda el consuelo de haber encontrado el amor y que tiene autorización para ir a la Isla Budelli cuando quiera.
«Estoy cansado de luchar y combatir, por eso me marcho. Solo espero que Budelli sea cuidada como yo lo he hecho por buena parte de mi vida«, escribió Mauro tras marcharse a La Magdalena.
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