Con la pandemia, nuestra manera de trabajar se ha modificado y los entornos rurales cobraron protagonismo. ¿Has pensado teletrabajar en 2021 en medio de la naturaleza?
El teletrabajo es una tendencia en crecimiento. Y aunque mucho tiene que ver la pandemia de coronavirus, ha llegado para quedarse.
La crisis por la pandemia está dejando nuevas maneras de mirar el mundo y cómo vivimos. Por un lado, nuestros hábitos de trabajo se han modificado. Por otro, los entornos rurales han cobrado protagonismo. Y, además, hemos cambiado la forma en que hacemos turismo. Esto ha despertado el interés por teletrabajar en medio de la naturaleza.
Se trata de una nueva modalidad del «turismo bleisure» -concepto que combina viajes de trabajo con experiencias de ocio-, orientada ya no a las grandes ciudades, sino al redescubrimiento y puesta en valor de los entornos rurales para teletrabajar.
Teletrabajar en medio de la naturaleza
«Ahora más que nunca se valora poder trabajar en espacios con entornos más abiertos y cercanos a la naturaleza», destacan desde Ruralka Hoteles.
Si tienes pensado teletrabajar en 2021, aquí te dejamos tres recomendaciones para puedas hacerlo en medio de la naturaleza.
1. Las propuestas de Ruralka Hoteles
Ruralka Hoteles es una guía digital que ofrece una selección de más de 200 alojamientos con encanto en entornos naturales de España. Su sitio web cuenta con opciones de hoteles para teletrabajar, con las comodidades necesarias para sentirte como en casa, pero en medio de la naturaleza.
«Ahora que el teletrabajo se ha impuesto por las circunstancias actuales, muchos de los hoteles que se encuentran en Ruralka vieron la oportunidad de ofrecer la opción de combinar trabajo y descanso en un entorno natural», explica a Ecocultura Rafael Ausejo, CEO & founder de Ruralka.
Los establecimientos cuentan con potentes conexiones wifi y salas de reuniones y eventos. Luego, cada alojamiento ofrece distintas características.
Por ejemplo, El Castañar de Aracena (Huelva) es una casa de campo dentro de un bosque privado de 15 hectáreas, rodeada de castaños centenarios. El alquiler incluye todo el equipamiento ofimático y catering.
Les Capçades (Tarragona) es otra opción, próxima al Parc Natural del Ports. Ideal para estancias entre semana, con desayuno y espacio de trabajo donde concentrarse alejado de las distracciones y el bullicio.
En todas las propuestas de Ruralka, el factor naturaleza es fundamental. El fin es poder unir trabajo y placer. Y un descanso real, algo que no se consigue con facilidad en la ciudad.
«El descanso de verdad está ligado también al poder sanador de la naturaleza y al hecho de alejarnos de la presión que ejercen las grandes urbes», afirma Rafael. «Tras horas de trabajo, no hay nada mejor que pasear entre viñedos o subir al monte a ver el atardecer. ¿A quién no le apetece que un día laborable acabe así?», se pregunta. Y sólo podemos coincidir.
2. La Infinita Rural Boutique, en Cantabria
La Infinita Rural Boutique es uno de los establecimientos rurales a los que el impacto de la pandemia llevó a buscar alternativas y repensarse como espacios de teletrabajo. Se encuentra en Carmona, uno de los pueblos más bonitos de España, entre los espectaculares valles cántabros del Saja y del Nansa.
«Cuando vienen a teletrabajar, vemos una actitud diferente en nuestros huéspedes», cuentan Fernando de Otto Samaniego y Lucía Casanueva Rodríguez, los propietarios de la acogedora casona del siglo XVIII reconvertida en hotel. «Están trabajando, pero a la vez están de vacaciones. Se mezclan esas dos variables en un mismo día y eso ya implica una motivación y actitud más alegre y feliz ante la jornada laboral», explican.
Su propuesta como hotel donde teletrabajar surgió mucho antes de la pandemia. Fernando y Lucía vivían antes en Madrid, y en sus trabajos sentían una falta de conexión con la realidad. «Decidimos que La Infinita podría ser el lugar perfecto para desconectar de la ciudad. Reencontrarte con la naturaleza, limpiar la mente y encontrar soluciones creativas que se encuentran soterradas bajo preocupaciones y un ritmo de vida frenético», contaron a Ecocultura.
Teletrabajar desde La Infinita Rural Boutique es pasear por callejuelas de un pueblo que parece sacado de un cuento, disfrutar de la naturaleza y poder ver atardeceres frente al mar (Carmona se encuentra a unos 35 kilómetros del Mar Cantábrico).
Es levantarse pronto para meditar debajo de un árbol o hacer algo de deporte, para luego desayunar. Trabajar hasta después del mediodía, comer algo ligero o salir a por un plato tradicional. Por la tarde, posiblemente habrá alguna reunión virtual. Vendrá entonces el momento para descansar, leer, montar en bicicleta, hacer surf. De limpiar la mente para la tarea del día siguiente.
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Su idea se orienta tanto a empresas pequeñas que quieran alojarse unos días para desarrollar proyectos concretos, como a trabajadores que quieran trabajar unos días en un entorno diferente al habitual. «No sólo físico, sino también emocional», resaltan.
3. AdD LiVitum Coliving, en Menorca
En las Islas Baleares, Menorca es reserva de la biosfera. Es destino Starlight (lugar ideal para la contemplación de los cielos estrellados), tiene el segundo puerto natural más grande del mundo y presenta una altísima diversidad geológica.
Allí, en Ciutadella de Menorca, encontramos el establecimiento AdD LiVitum Coliving. Está orientado a personas que tienen la posibilidad de trabajar en remoto y de manera deslocalizada. Funciona bajo el concepto de “coliving”, con tres pilares fundamentales: comunidad, convivencia y entorno natural.
¿Y qué es un hotel coliving? Es un espacio compartido donde se genera una comunidad que a la vez inspira y ayuda a huir de la soledad del trabajo en remoto. A diferencia de un coworking, donde sólo se comparte el espacio de trabajo, aquí se comparte el «hogar».
«Hemos apostado por crear una comunidad de profesionales que, pudiendo trabajar en cualquier lugar del mundo, eligen Menorca», destaca la manager Catalina Taltavull. La idea de crear este coliving en Ciutadella llevaba unos años dando vueltas. Debido al Covid, todo cambió y el proyecto cobró fuerza.
«El incremento del teletrabajo y las nuevas oportunidades que ofrece la implementación de las nuevas tecnologías nos ha animado a arriesgarnos e implementar este proyecto que tanto deseábamos lanzar», relata Catalina. Así, AdD LiVitum Coliving se inauguró en noviembre de 2020.
La casa cuenta con una zona común de coworking (compartido con personas que viven en la isla), un salón con chimenea y piano, un espacio exterior con un bonito patio empedrado con vegetación, y una cocina completamente equipada. Además, se organizan cenas comunitarias y afterworks para facilitar el intercambio de ideas y el networking. También se realizan charlas que combinan la orientación profesional con la filosofía.
«Para nosotros es importante que haya un intercambio, que se produzcan sinergias, tanto profesionalmente como personales. Puedes trabajar durante horas y después, en 10 minutos, puedes estar andando descalzo en el mar. ¡A esto se le denomina calidad de vida! Y eso es algo que creemos que la gente va a valorar cada día más», sostiene Catalina.
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Una tendencia que ha llegado para quedarse
«El Covid no ha hecho otra cosa más que acelerar algo que sabíamos que queríamos ofrecer, porque sabemos que funciona», señalan Fernando y Lucía, de La Infinita. «Hay momentos laborales donde, alejados de lo habitual, salen ideas maravillosas; y eso la gente lo va a querer explorar», afirman.
Por su parte, Rafael Ausejo asegura: «Si hay algo bueno que ha traído esta pandemia es un cambio en nuestra cultura. Ya no tenemos que estar siempre presentes para hacer bien nuestro trabajo. Esta es una modalidad que ha venido para quedarse».
Una mirada hacia el futuro del trabajo nos muestra que cada vez hay más empleos que se realizarán de forma remota. El futuro es digital y, por tanto, deslocalizado. Todo apunta a que teletrabajar desde entornos naturales es una tendencia que seguirá vigente tras la pandemia.