Descubre lo simple que es llevar un estilo de vida sostenible con estos consejos. Podrás recortar gastos y mejorar tu calidad de vida.
Los hábitos hacen al estilo de vida y las personas somos seres de costumbres muy arraigadas. Muchas veces no nos cuestionamos si podemos actuar de manera diferente o simplemente nos falta información, pero es hora de ser más conscientes para generar el menor impacto ambiental posible.
Pequeños y simples cambios en nuestra vida cotidiana pueden disminuir el daño que le causamos al medio ambiente, como por ejemplo reemplazar tu cepillo de dientes de plástico por uno de material biodegradable o reciclado; usar servilletas de tela; llevar siempre cantimplora, vianda y tus utensilios para almorzar en el trabajo; e inclusive sumarte a los «lunes sin carne» para disminuir su consumo.
Más allá de todo lo que puedas hacer, lo importante es que con tus acciones estarás concienciando a tus hijos o a tu entorno cercano sobre el valor que tiene respetar al medio ambiente, y puede que esto se convierta en el objetivo de toda una nueva generación.
¿Qué clase de planeta quieres? Mientras lo piensas, el tiempo corre a contramano del poder de regeneración que tienen nuestros hábitats y ecosistemas para absorber el impacto que ocasionamos a diario. Todo tiene su impacto: lo que consumimos, lo que hacemos, los recursos energéticos que utilizamos. Es lo que se conoce como huella ambiental.
Un modo de vida distinto puede reducir nuestra huella. Durante la pandemia del Covid-19, tres hechos nos demostraron que el planeta podía recuperarse de la contaminación que ocasionamos:
Nuestro compromiso con el medio ambiente se reafirma en simples acciones, empezando con la trilogía verde de las erres: reducir, reciclar y reutilizar. ¿Aún no la has aplicado?
Comienza ya mismo: coloca tres cestos de basura en tu casa. El primero para vidrio, latas, plástico, cartón, papel, tetrabrik, ropa o textiles, madera, poliestireno expandido (telgopor o poliespán) y todo lo que la industria del reciclado urbano recoge de manera inmediata. Siempre deposítalos en el bote luego de limpiarlos y secarlos para facilitar su reciclado.
En el resto de los cestos puedes distribuir los desechos orgánicos por un lado, y otros residuos inorgánicos que no se pueden reciclar. Podrás comprobar cómo se achica la cantidad de basura que generas cuando puedes llevar tus acopios al centro de reciclaje. Mejor aún si puedes hacer una compostera en el patio de casa.
1 – Ahorra energía eléctrica: Desconecta todos los aparatos eléctricos que no estés utilizando; coloca bombillas LED o bajo consumo en todas las estancias; apaga las luces cuando no precises iluminación y prioriza la luz natural para hacer tus actividades durante el día. Además, utiliza pilas recargables y jamás deseches las gastadas a la basura; intenta llevarlas a un centro de procesamiento especializado.
2 – Reutiliza y recicla papel: Imprime en borrador todo lo que puedas, reutiliza sobres, cajas, envuelve tus regalos con papel de diario, elabora anotadores en base al papel borrador. Practica el origami y utiliza la creatividad en manualidades que puedan darle una segunda vida al papel.
3 – Ahorra agua: Coloca una mochila de doble descarga en el baño de tu casa; cierra la canilla mientras te lavas los dientes, pero tampoco dejes correr en vano el agua mientras lavas los platos; toma duchas cortas; recolecta agua de lluvia para regar tus plantas; coloca rociadores automáticos en el jardín.
4 – Confort térmico con conciencia ecológica: Abre ventanas para permitir la ventilación cruzada de ambientes y si utilizas el aire acondicionado hazlo en pequeños intervalos de 25 grados; coloca cortinas black out o sun screen para mantener la frescura de las habitaciones que estén más expuestas al sol. En el caso de uso de calefacción, siempre es mejor elegir estufas de bajo consumo y en algunos lugares pueden instalarse estufas solares. No derroches consumo de energía, la calefacción aconsejada para un uso eficiente debería mantenerse entre 16 y 23 grados.
5 – Repensar en las necesidades de consumo: Cada vez que deseches algo que funcione o quieras reemplazarlo, piensa en alguien que podría aprovecharlo. Si tienes el armario repleto de ropa que no utilizas, dona a entidades que puedan administrarla entre quienes más lo necesitan. No compres artículos de cuero ni ropa de más; adapta tus prendas, llévalas a remendar y reflexiona cada vez que te antojes con un objeto de moda (¿realmente lo necesitas?).
6 – Utiliza menos el vehículo: Usa el transporte público, camina algunas distancias, practica carpooling o saca a pasear esa bicicleta para ejercitar a la vez que no sumas gases contaminantes al aire que respiramos todos.
7 – No abuses de los productos de limpieza: Quizás este punto sea uno de los más difíciles, pero podrás reemplazar tranquilamente los productos más abrasivos y nocivos con jabón blanco, bicarbonato y limón. En Internet hay miles de tutoriales que te enseñarán a preparar desde detergente hasta suavizante de ropa biodegradable y con tu fragancia favorita. ¿No tienes mucho tiempo aún para ponerlo en práctica? Despréndete de los que tienen amoniaco o cloro, o utiliza mucho menos en todo el año.
Tu compromiso con el medio ambiente hará que mejore tu calidad de vida. Ten en cuenta que para tomar decisiones con responsabilidad ciudadana es imprescindible mantenerte informado sobre los problemas ambientales de tu ciudad, sin olvidar que el primer cambio comienza por casa.
Fuentes complementarias: Sitio oficial de ONU, Carbon Brief y Greenpeace.
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