Cuando la naturaleza y las obras humanas entran en sintonía se pueden crear cosas extraordinarias. Es el caso de los restaurantes diseñados por Thilina Liyanage, una arquitecta oriunda de Sri Lanka que revolucionó este arte.
Es sabido que las necesidades habitacionales suelen resolverse en desmedro de la estética, lo cual produce edificaciones eficientes y lucrativas pero poco bellas, sobre todo durante los últimos cincuenta años. Entonces vemos algunas zonas suburbanas pobladas con mastodontes grises indiferentes e indistinguibles que bien pueden ser viviendas, clubes u obras públicas. El contraste con la naturaleza, así, es absoluto.
Pero este costado del diseño y la arquitectura ha ido poco a poco siendo recuperado gracias a su puesta en discusión por parte de los gobiernos y los diferentes partidos. Paulatinamente vamos comprendiendo la importancia de una obra estéticamente agradable a la vista, sobre todo porque es algo que nuestros propios ojos demandan. No es solamente cuestión de ser pragmáticos a la hora de edificar, sino también de ofrecer una experiencia única al público general.
La reacción de las personas frente a una construcción arquitectónica, pues, no es algo que deba pasarse por alto. Cuando la naturaleza y las obras humanas entran en sintonía se pueden crear cosas extraordinarias. Es el caso de los restaurantes diseñados por Thilina Liyanage, una arquitecta oriunda de Sri Lanka que revolucionó este arte dejando a todos sorprendidos.
Los nuevos restaurantes “naturales”: una verdadera revolución
La pregunta que probablemente se hizo la joven arquitecta Thilina Liyanage fue la siguiente: ¿por qué resignarse siempre a los mismos restaurantes sin gracia cuando pueden ser algo diferente, incluso una aventura? No es algo casual, sin embargo, que se busque rediseñar la arquitectura de este tipo de lugares de una manera más llamativa y atractiva. Vivimos en tiempos de redes sociales, donde el aspecto de los lugares es fundamental. Lo que antes era aburrido puede convertirse en algo extraordinario, siempre y cuando se tenga en mente el respeto por la naturaleza. ¿Cómo es esto posible?
Cabe aclarar que son proyectos diseñados en 3D y todavía no llevados a la práctica, pero toda construcción ambiciosa comienza por una idea. Su fuente de inspiración son formas de plantas y animales, adaptadas de formas asombrosas a una función particular.
La primera foto corresponde al Sky Treetop Restaurant, compuesto de varios salientes con forma de pelícano donde pueden comer grupos reducidos de personas. Estaría compuesto de bambú y no solamente se basaría en el animal sino también en el Nepente, conocida también como planta jarro. Se remata con un techo un tanto elevado para permitir la extraordinaria vista de los precipicios sobre los que se suspenden las instalaciones. ¿Te animarías a cenar en un lugar así?
Hay un segundo restaurante llamado Bloming Pods que se basa en una vaina florecida, y cuyos cubículos se parecen a las semillas de la planta. Asimismo cuenta con un lago artificial debajo cuya vista y sonido gorgoteante se puede oír desde el restaurante.
Por último, la arquitecta de Sri Lanka diseñó el Coffeshop Jaguar, un restaurante especial para los amantes de los animales, un jaguar gigantesco e imponente con varios pisos a los que se accede por una escalera para tener una excelente velada en el vientre del animal.