En Alaska se están produciendo movimientos impensados de tierras antes ocupadas por glaciares. Esto tiene en vilo a la comunidad científica ante el riesgo de terremotos.
En 1958, un fuerte terremoto de 8,3 puntos en la escala de Ritcher sacudió la Bahía de Lituya, localizada al noroeste del Golfo de Alaska. Esto provocó el derrumbe de una montaña que generó una ola de 900 metros de altura en la bahía.
Fue la ola más grande jamás registrada. El terremoto de Alaska tuvo una incidencia mayor al registrado hace 10 años en Japón, y muchos expertos aún no encuentran explicaciones a su poder de destrucción tuvo el potencial de una bomba atómica.
Este movimiento de tierras con semejante repercusión tuvo lugar en un territorio donde solo habitan masas de hielo. Y un grupo de investigadores se encuentra tras la pista que podría responder todas las preguntas que despertó este fenómeno natural.
Chris Rollins, Jeffrey Freymueller y Jeanne Sauber, científicos de la Universidad de Alaska, la región del planeta que tiene los hielos más grandes del mundo, descubrieron que el descongelamiento de los glaciares sería la causa de los terremotos que sufrió la región durante el último siglo.
El temido efecto esponja luego del deshielo
La explicación reside en el grosor que tienen los grandes bloques de hielo, que pueden tener cientos de kilómetros cuadrados y miles de metros de espesor.
Como consecuencia, el hielo provoca el quiebre y el hundimiento de la tierra sobre la que se asienta. Pero por el derretimiento de los glaciares, esta tierra queda liberada y puede volver a levantarse, ejerciendo un efecto de esponja.
Según los investigadores, el efecto esponja o efecto elástico se produce cuando «la tierra vuelve a brotar instantáneamente después de que se quita una masa de hielo». También hay un efecto prolongado y el manto fluye hacia arriba en espacio libre de hielo.
Además, otros sismos que ocurrieron en la región se explican por la confluencia de dos placas continentales en el sector del sur de Alaska. Se trata de la placa de América del Norte y la placa del Pacífico, cuyo movimiento tendría réplicas en otros lugares.
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