¿Quién no detesta los olores desagradables que permanecen en las manos después de cocinar o lavar los platos? Durante mucho tiempo utilicé una serie casi interminable de detergentes que prometían resolver este problema, hasta que me topé con el jabón de acero.
Limpiar sin guantes, ya sea que se trate de la cocina o de la casa en general, es uno de mis mayores defectos, pues el hecho de que mis manos entren en contacto directo con el detergente no sólo estropea mi piel sino que también la impregna con olores que me cuesta muchísimo eliminar.
Hay un conjunto de olores que ninguno de nosotros quiere portar con la esperanza de que desaparezcan por su propia cuenta, entre ellos, el olor a pescado, lejía, detergentes, y, sobre todo, el del ajo y la cebolla. Para estos casos, solemos confiar en remedios caseros, “de la abuela”, como ser el uso del jugo de limón.
El problema es que, una vez finalizada la limpieza, no es poco frecuente que la piel resulte lastimada, y el contacto con el jugo de limón puede ser bastante desagradable. A fin de cuentas, la cosa sólo empeora, puesto que al mal olor se le suma un hormigueo bastante molesto en las manos.
Cierta vez, hace aproximadamente tres años, navegaba por internet en busca de noticias interesantes, y me encontré con un artículo del que nunca había oído hablar, quien sabe por qué.
Funcionamiento y razones por las que usar el jabón de acero
Desde el momento en que me enteré de la existencia del jabón de acero a partir de la lectura de un blog sobre consejos para el hogar, no he podido prescindir de este producto; es decir, que llevo tres años ininterrumpidos utilizándolo.
No quiero dejar de mencionar que optar por un jabón barato puede representar, casi siempre, la adquisición de un producto de mala calidad. Existe una alta probabilidad de que no se trate de acero inoxidable legítimo, y los resultados, como consecuencia, puede que no sean los esperados. Para tener como referencia, un buen jabón de acero ronda los 10€.
A decir verdad, no se trata de un gasto exagerado, y tiene la ventaja, por otra parte, de ser bastante duradero; tanto, que podrías dejarlo como herencia: su funcionamiento será el mismo y no padecerá ningún desgaste significativo.
No conozco a nadie que sepa exactamente cómo funciona el jabón a la hora de eliminar los malos olores de la piel. El científico Dario Bresciani, químico y divulgador, sostiene que el traspaso de ciertos compuestos que contienen azufre desde la piel hacia el jabón tiene lugar gracias al acero del que está hecho, siempre y cuando se lo utilice bajo la acción del agua.
Como conclusión, puedo confirmar que, desde que uso el jabón de acero -que, por otra parte, es un lindo accesorio de cocina-, mis manos ya no despiden ningún mal olor luego de hacer mis tareas de limpieza. Aunque es verdad que, a pesar de ello, sigo utilizando también el jabón tradicional para lavarme las manos.