Estamos siendo estafados por los fabricantes sin que lo sepamos. Ésta es la manera como, lamentablemente, engañan a los consumidores.
Actualmente ya no estamos seguros ni siquiera al ir de compras, siempre existe la duda de si estamos siendo estafados o no. Hay que tener permanentemente los ojos abiertos y la guardia alta, para evitar que nos engañen con los trucos más absurdos.
Algunas veces, no obstante, es casi imposible evitar ser engañados, especialmente si quienes tienden la celada son el Estado o las grandes empresas. Por desgracia, son éstos quienes han tomado la decisión de tomarnos el pelo en este último tiempo.
A causa del desolador panorama que atraviesa el mundo, principalmente como consecuencia del conflicto bélico en Ucrania, sabemos perfectamente que los precios no paran de subir. Los aumentos afectaron sobre todo a la energía y las materias primas, y así como los ciudadanos la tenemos muy difícil, también afecta a las empresas.
Y es justamente a partir de esta situación que se originó la estafa que deseamos referir hoy. Se trata de una engañosa estrategia que los supermercados han permitido implementar a los fabricantes sin previo aviso. Y como la mayoría del tiempo andamos medio distraídos, no advertimos esto que efectivamente está ocurriendo.
La estafa perpetrada por las empresas
La economía del planeta se ha visto golpeada por una terrible inflación, los precios han subido escandalosamente y el valor de la moneda se encuentra en uno de sus puntos más bajos. No obstante, al recorrer los pasillos de los supermercados es posible observar que muchos de los productos no han cambiado su precio.
¿Nunca te preguntaste por qué? La respuesta es bastante fácil, puesto que a pesar de que los precios no hayan sido modificados, lo cierto es que todo cuesta más. Las empresas productoras de alimentos han apelado a una estrategia legal conocida como Shrinkflation.
En castellano, el nombre de esta estafa (en primera instancia legal) puede ser traducido por “contracción de la inflación”, que significa mantener los precios inalterados para hacer creer a los consumidores que todo sigue igual, cuando en realidad el contenido de los envases no es el mismo sino que ha disminuido.
Es una estrategia vil utilizada para no generar pánico en los consumidores y permitir a las empresas volver a obtener beneficios. ¿No es esto absurdo?
Cómo defenderse
Los consumidores nos fijamos demasiado en el precio de los productos y casi nunca verificamos si el peso por kg ha cambiado. De este modo, pues, hacemos que las empresas lo tengan más fácil a la hora de reducir la cantidad del contenido de las botellas y paquetes, en lugar de forzarlos a cambiar los precios.
Al día de hoy, los organismos competentes están tomando las medidas necesarias para elaborar leyes específicas que regulen la Shrinkflation. Por el momento, el único modo que tenemos para defenderlos de esta estafa es estar más atentos a los productos que adquirimos en los supermercados.