El plástico arrojado a la basura puede transformarse en un material de construcción más resistente que el hormigón. Aquí te mostramos las razones por las que este brillante invento puede cambiar el futuro.
Diariamente se desechan toneladas de plástico en todo el mundo, lo cual afecta tanto a los ecosistemas terrestres como a los ríos, los lagos y los océanos. Reducir, pues, el desperdicio de plástico es una acción muy útil para darle un respiro al planeta.
Existen actualmente muchas empresas que intentan modificar su sistema de producción con el fin de disminuir su huella ambiental. Sin embargo, los ciudadanos particulares también contribuyen con sus acciones para ayudar al medio ambiente. Y lo hacen por medio de asociaciones que se reúnen periódicamente para intentar resolver en la medida de sus posibilidades este enorme problema.
La dificultad radica en que la sola recolección no es suficiente, puesto que hay que hacer algo con todo ese plástico acumulado. Muchas veces las redes de reciclaje no dan abasto y terminan por ser insuficientes. Es preciso, entonces, hallar nuevas alternativas para convertir el plástico en un recurso útil y sostenible.
Justamente esto fue lo que puso en práctica la ingeniera Nzambi Matee a través de su startup ubicada en Kenia, más específicamente, en Nairobi, la capital. Esta ciudad tiene un complejo problema vinculado al plástico, y para combatirlo la empresa fue capaz de idear una innovadora solución que implica además una contribución a las comunidades locales.
El plástico en la construcción
¿Tenías idea de que solamente en Nairobi se generan 500 toneladas diarias de desechos plásticos? De toda esa cantidad, solo un pequeño porcentaje se recicla. Para el resto, pues, Matee inició una investigación destinada a lograr un método eficiente de convertirlos en un elemento útil para la ciudad y las comunidades locales.
El resultado de esa investigación fue la creación de ladrillos fabricados con plástico recuperado, que de otro modo hubiera terminado afectando al ecosistema. Hoy en día, la empresa Gjienge Makers puede convertir 500 kg de plástico en material para producir entre 500 y 1000 ladrillos.
Ahora bien, si crees que se trata de un material poco resistente, estás equivocado: a partir de la mezcla de plástico y arena, los ladrillos llegan a ser de hecho más fuertes que el hormigón. La materia prima, por desgracia, se encuentra desparramada en todas las esquinas de Nairobi. También las mismas fábricas proveen sus desechos voluntariamente.
Pero además de ser beneficioso para el medio ambiente, este invento ayuda también a las comunidades locales. Ya sea que se trate de escuelas o de casas particulares, el bajo costo de los ladrillos hace posible su construcción, a diferencia de otros materiales para los cuales no hay dinero suficiente. A su vez, la empresa Gyenge Makers ha incorporado 112 nuevos puestos de trabajo. Por todo esto, Nzambi Matee ha sido galardonada con el premio Young Champion of the Earth del programa de las Naciones Unidas por el Ambiente (UNEP).