En Córdoba, Argentina, el lago salado llamado Mar de Ansenuza será declarado área natural protegida. Sería el mayor parque nacional de este país.
La provincia argentina de Córdoba cuenta en su territorio con el quinto mayor lago salado del mundo: se trata del Mar de Ansenuza, también llamado Laguna Mar Chiquita. Y gran parte de este ecosistema, situado en Miramar de Ansenuza, está en vías de convertirse en una reserva natural de aproximadamente 800.000 hectáreas.
La importancia de este territorio en términos de biodiversidad es inmensa: 36% del total de las especies de aves del país viven en este hábitat. La nueva reserva natural abarcaría, junto con otras zonas más, a la ya existente Reserva Provincial Bañados de Río Dulce y Reserva Mar Chiquita.
La misma protege un enorme humedal y fue declarada en el año 2002 como sitio Ramsar. Además, integra la red hemisférica de reservas para aves playeras y es miembro de Living Lakes, red internacional de cooperación entre lagos y lagunas de gran valor ecológico.
Mar de Ansenuza, hogar de flamencos
El futuro parque nacional llevaría el nombre de Ansenuza. Este lago endorreico de alta salinidad, ubicado al noroeste de la provincia, cuenta con una superficie de unos 18 mil kilómetros cuadrados.
El Mar de Ansenuza es el hogar del 66% de las especies de aves migratorias y playeras de la Argentina. Dentro de estas, se destacan tres de las seis especies de flamencos conocidas a nivel mundial. El flamenco austral es la especie más numerosa de las tres, con nidadas de cientos de miles de ejemplares.
Las otras dos especies son originarias del hemisferio norte y llegan a estas aguas escapando de los meses fríos junto con bandurrias, chorlitos y hasta halcones peregrinos que llegan desde Alaska.
Ecoturismo para integrar dos mundos
Desde hace años, actúan en la región diferentes ONG que tienen el objetivo de concienciar y capacitar a las poblaciones locales respecto a la importancia de este ecosistema. Para ello, las actividades de ecoturismo son una de las formas de lograr la integración armoniosa entre el ambiente y los seres humanos.
Se desarrollan, por tanto, actividades de senderismo, avistaje de aves, paseos en kayak o a caballo, yoga. Y también es posible realizar numerosos deportes acuáticos.
También, quienes visiten la región podrán experimentar en distintas playas de la laguna la fangoterapia y la arcilloterapia.
Aún falta la decisión política de las autoridades provinciales para terminar de darle forma al proyecto de la reserva natural. Y en este momento el tiempo es determinante: si se posterga más allá de este año, existe la posibilidad de que la Fundación Wyss retire los 5,8 millones de dólares que se comprometió a aportar para crear la reserva.
Particularmente, el proyecto de cesión de tierras se encuentra demorado. Pero todavía hay tiempo para sumar fuerzas y reclamos para que todo llegue a buen puerto y Córdoba tenga el parque nacional más grande de Argentina.
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