A la hora de lavar nuestra ropa solemos cometer algunos errores que pueden costarnos bastante caro. Si eres como la mayoría, probablemente estés haciendo tu lavado de forma peligrosa: debes dejar de hacerlo cuanto antes.
Lavar la ropa es una actividad casi diaria, pero es posible que estemos haciéndolo mal, y los efectos pueden ser irreparables. Hay un paso que solemos saltarnos y que es de vital importancia.
La manera tradicional de lavar la ropa consiste en recoger la ropa sucia, colocarla en la lavadora y ponerla en funcionamiento, agregando al mismo tiempo detergentes y suavizantes de diversos tipos. Pero hay algo que falta aquí, y que probablemente no conozcas. A continuación te contamos qué es.
Con la intención de obtener el mejor lavado posible para que nuestra ropa quede limpia y perfumada, siempre estamos buscando el mejor detergente del mercado. Pero es bueno saber que existen otros productos, incluso naturales, que pueden proporcionar los mismos o mejores resultados. En concreto, existe un remedio casero que sólo requiere un producto: sal gruesa.
Obtén el mejor lavado sin usar detergentes químicos
Aquí te mostramos cómo utilizar la sal gruesa para lograr un lavado de máxima calidad sin recurrir a detergentes y demás productos químicos. El procedimiento es tan sencillo como colocar algunas cucharadas directamente sobre la ropa previamente al lavado. De este modo, los tejidos permanecerán suaves en todo momento. Pero, ¿cómo funciona la sal en estos casos?
Además del lavado, la sal sirve tanto para la limpieza general del hogar como para los dispositivos electrónicos que utilizan agua, puesto que vuelve la misma menos dura al reducir la cantidad de sarro que contiene. Si hablamos de ropa en particular, los tejidos como las toallas y los vaqueros se ven especialmente favorecidos. El problema con el agua dura es que hace que la tela se endurezca con el tiempo, pero con este remedio casero ya no tendrás que preocuparte por eso.
Pero esta no es la única ventaja de la sal gruesa. Además, ayuda a revivir las prendas de color, mientras evita que las blancas comiencen a ponerse amarillentas, algo que sólo se podía lograr con la lejía. Si tenemos en cuenta lo contaminante que es la lejía, estamos hablando de una verdadera ventaja.
Para obtener estos maravillosos resultados solamente tienes que sumergir las prendas en agua con sal gruesa. Pasadas unas horas, sin enjuagarlas, pásalas a la lavadora y ponlo en funcionamiento. Los resultados te sorprenderán.
Ahora que sabes esto, recuerda que los “remedios de la abuela” siempre estarán ahí para salvarte.