Australia es un continente misterioso y atractivo. A mucha gente le gusta ir allí llevada por su curiosidad, sobre todo cuando se descubren cosas extraordinarias. En esta ocasión nos referiremos a la extinción de una especie casi desconocida que nos ayuda a comprender el comportamiento de nuestros ancestros un poco mejor.
Como sabemos, la llegada del ser humano como especie fue producto de la evolución, pero con él las cosas cambiaron radicalmente. Incluso animales que superaban en fuerza y agilidad al hombre fueron llevados por éste a la extinción, y es precisamente de eso de lo que hablaremos hoy. En concreto, de una especie en particular. Pero vamos por partes.
Retrocedamos unos 50 mil años y nos ubiquemos en un punto particular del mapa: Australia. La diversidad de su fauna todavía impresiona, sobre todo por los ejemplares de gran tamaño que habitan esas tierras. Sin embargo, en el pasado había muchos más, y también de mayor envergadura, cuando el hombre no había construido asentamientos ni edificaciones considerables.
A pesar de ello, los habitantes de ese continente fueron capaces ya en ese entonces de extinguir una especie poco conocida. Esto fue posible gracias al trabajo de los paleontólogos, quienes se dedican a descubrir y analizar restos de animales y plantas pertenecientes a otras edades geológicas, es decir, estudian fósiles.
A partir de un descubrimiento de este tipo fue posible determinar que un animal de más de dos metros fue extinto por el hombre en el pasado.
Especie extinta en el pasado por culpa del hombre
¿Pero cuál es la razón por la que se extinguió este animal? Lo cierto es que el hombre, al igual que ahora, era una especie omnívora, de manera que su dieta variaba desde las bayas, las verduras y las frutas hasta la carne de algunos animales. Los primeros australianos, por caso, eran cazadores, y se alimentaban además de los huevos de este pato demoníaco.
El nombre de este pato gigante es Genyornis. Aunque existe controversia sobre su clasificación correcta, se la ha ubicado en la familia Dromornithidae. Habitaba, dicen, al sur de Australia.
El descubrimiento de un huevo fosilizado de ave en la zona mencionada fue lo que desencadenó todo. El estudio posterior, llevado a cabo por científicos de la Universidad de Cambridge, se publicó en la revista PNAS, y no ha dejado de suscitar enardecidos debates.
El conflicto gira en torno al tipo de animal de que se trata. Algunos creen que era parecido al Progura, un ave más bien pequeña y similar al pavo actual. Pero hay otros estudiosos que afirman que en realidad los huevos pertenecen a otra especie de animales mucho más grandes, que superaban los dos metros de altura. Hasta el momento no ha sido posible zanjar esta discusión principalmente debido a la falta de material genético, que es imposible de extraer de los fósiles.
Pero, ¿sabemos algo más? Sí, que el hombre de entonces comía sus huevos, que eran una gran fuente de proteínas y nutrientes. De este modo se fue paulatinamente reduciendo la población de esta ave y terminó por extinguirse.
Lo interesante, más allá de la poca certeza que hay hasta el momento, es que estos descubrimientos nos ayudan a comprender cómo nuestra especie tuvo una gran influencia en el desarrollo de los ecosistemas incluso en momentos remotos de nuestra historia.