Los salares son ecosistemas tan ricos como atractivos en materia de turismo. Parajes de belleza agreste y única que vale la pena descubrir.
A veces, las superficies de los salares se asemejan a un gran espejo de agua con tramos de vegetación que se funde con el cielo en el horizonte. En otras ocasiones, la evaporación del agua produce bancos de sal que se asemejan a pequeños montes que contrastan con un cielo diáfano. El lugar es el mismo, pero el paisaje cambia. Y siempre hay magia.
Las descripciones bien pueden corresponder a cualquiera de las salinas y salares que encontramos en América del Sur, Asia o Norteamérica o a los pocos que se hallan en Europa. Pero hacer una descripción genérica no hace justicia a la peculiaridad del paisaje y biodiversidad única de cada lugar.
A menudo, en medio de estos auténticos desiertos donde el aire sabe a sal encontramos cuencas de agua formadas por ríos subterráneos, y canales o surcos donde corren aguas frescas y cristalinas.
Los salares y salinas del planeta tienen características naturales únicas y son refugio de gran biodiversidad, por lo tanto, hacer turismo sostenible en estos lugares también significa evitar contratar servicios turísticos sin regulación que afecten la preservación de estos tesoros naturales.
A continuación, te invitamos a hacer un recorrido fotográfico de las salinas y salares más atractivos del mundo.
A 30 kilómetros de la ciudad turística de Nha Trang, balneario costero del sur de Vietnam, se extienden los campos de sal de Hon Khoi. Este es uno de los destinos favoritos de los fotógrafos, ir y olvidarte de tu cámara sería casi un sacrilegio.
En estas tierras, el trabajo es llevado a cabo por las mujeres locales de la misma manera que hace siglos. Pueden observarse con sus cestas suspendidas, como dibujadas en el reflejo de los estanques de sal, junto a las colinas circundantes.
Las Salinas del Parque Natural de las Lagunas de la Mata y Torrevieja, en España, son los acuíferos salitres más grandes de Europa y su laguna presenta un singular color rosado. El atractivo turístico de este lugar fue descubierto en 2018. Actualmente, un tren turístico recorre la zona.
Al atardecer puedes disfrutar de un baño en la laguna disfrutando del cielo espejado que refleja una paleta rosada y naranja, sin perder de vista a los flamencos. El enclave tiene un alto valor ecológico por su población de aves, y parte de las salinas integran los sitios naturales protegidos en el catálogo Ramsar.
En medio de Los Andes encontramos este paraíso salino al sur de Bolivia, que tiene la particularidad de ser el salar más grande del mundo con 11.000 kilómetros cuadrados de sal brillante. Lugar testigo de la evolución de la Tierra, hace millones de años fue un lago prehistórico, cuyas aguas se evaporaron y sobrevino el salar que conocemos hoy.
Posee 32 islas formadas por corales y estromatolitos, legados también de su pasado. Pero lo más asombroso es que al anochecer su cielo se duplica en el reflejo del manto de agua y adquiere un aspecto intergaláctico multiplicando las estrellas.
A 66 kilómetros de Purmamarca y a 4.000 metros sobre el nivel del mar nos encontrarnos con una de las siete maravillas naturales argentinas: el tercer salar más grande de Latinoamérica, que es parte del territorio de la provincia de Jujuy.
Las salinas se formaron hace millones de años, cuando la cuenca sedimentaria se cubrió por las aguas provenientes de un volcán que posteriormente se fueron evaporando.
Este paisaje es conmovedor. Alberga algunos caseríos perdidos entre el refulgente desierto con piscinas turquesas en las que se puede caminar descalzo para descubrir la frescura que esconde el salitre.
Dentro de la Reserva Nacional de los Flamencos, rodeado de volcanes, encontramos el Salar de Aguas Calientes. Se encuentra a 4.280 metros de altitud en la puna chilena de Atacama.
Un valioso lugar con gran diversidad de especies, catalogado dentro de los sitios protegidos Ramsar en el interior de la reserva. Amateurs de la fotografía, prohibido distraerse: aquí pueden encontrarse con vicuñas, zorros, vizcachas, chinchillas, ñandúes y flamenco de James.
Con 1.000 hectáreas de extensión, la Reserva Natural Salina de Trapani y Paceco, en Sicilia, capta la mirada de los viajeros. La postal es encantadora gracias a la presencia de antiguos molinos de viento que imprimen una pintoresca particularidad al lugar.
En 1995 se estableció como área de reserva natural y actualmente es administrada por World Wildlife Fund Italia por ser uno de los sitios húmedos más importantes de Italia y un importante refugio para aves migratorias.
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