Descubre el misterioso fenómeno de «piedras vivas»: se mueven y respiran!

En un pueblo de Transilvania en Rumania, existe un fenómeno que ha sido llamado «piedras vivas» o «trovants», que significa en rumano «rocas que crecen».

Trovants Piedras vivas
Trovants, piedras vivas (Foto: Adobe Stock)

Se trata de unas misteriosas rocas que según expertos en el área, son capaces de reproducirse, de crecer y hasta de respirar y moverse por sí solas; razones por las que han sido reconocidas especialmente, al no tener comparación con ninguna otra piedra.

Estas piedras vivas según los científicos, están compuestas por un núcleo de roca dura y el resto de su composición es de arena, específicamente su caparazón. Las trovants llegan a pesar hasta 320 kg aproximadamente.

Variados expertos, consideran a las piedras vivas de Rumania como una «forma de vida inorgánica«, gracias a su composición de sales minerales y de arena que las recubre. El punto más importante que las determinó así son unos anillos muy parecidos a los que se observan al cortar un árbol, que ya conocemos regularmente como indicadores de una especie viva.

Trovants rocas vivas
Trovants, piedras vivas (Foto: Adobe Stock)

¿Qué las hace diferentes a otras para definirse como piedras vivas?

Según los científicos que las han estudiado desde hace un buen tiempo, la principal característica que llama la atención es su capacidad de crecer. Sí, crecen y lo hacen mediante el agua, en específico la que es alta en carbonato de calcio. De forma más sencilla: pueden aumentar su tamaño con el agua de lluvia.

Las trovants, tienen otra cualidad bastante extraña, y es el hecho de que son capaces de moverse de lugar. Su promedio de desplazamiento, por así llamarlo, de acuerdo a los investigadores, es de 2,5 mm cada dos semanas.

El movimiento en el terreno de estas piedras vivas, podría tener relación con el crecimiento de su masa en alguno de sus lados, lo que lógicamente conllevaría a su inclinación hacia delante.

Se han mencionado otras teorías por el desplazamiento de las trovants, que son conocidas en esta región de Rumania, las cuales podrían ser el misterioso magnetismo y los vórtices de energía de los que aún no hay un conocimiento definido totalmente.

Por otro lado, la «respiración y reproducción» de estas piedras vivas, han sido definidas por algunos investigadores, quienes han concluido que dicho proceso puede ocurrir de forma diminuta en un período de dos días a tres semanas aproximadamente, y que incluso, pueden tener pulsaciones que son determinadas por un aparato que permite detectar altas sensibilidades.

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Trovants como antigüo fenómeno de la humanidad

Las piedras vivas de Rumania, de acuerdo con información de los expertos que las han estudiado, cuentan con aproximadamente más de seis millones de años de antigüedad y no siempre fueron grandes (llegan a crecer hasta 10 metros).

Los investigadores destacan que las Trovants se han tomado su tiempo en este mencionado extenso período, para crecer de a poco, ya que tan solo aumentan su tamaño en un aproximado de cuatro a cinco centímetros por cada mil años.

A pesar de su antigüedad, estas piedras vivas que varían en tamaño y peso, fueron descubiertas en Rumania a principio de los años 40, cuando observadores notaron que muchas rocas del lugar, dejaban unas misteriosas marcas como si pudieran moverse.

Trovants rocas vivas
Trovants, piedras vivas (Foto: Adobe Stock)

En la actualidad, las rocas que crecen son Monumento de la Humanidad, declaradas así oficialmente por la Unesco, y se siguen debatiendo teorías inexplicables entre curiosos y expertos.

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Para los que quieran alguna vez pasar por Rumania para sacar sus propias conclusiones, las trovants se encuentran ubicadas a lo largo del Río Gresarea, a 15 kilómetros de Horezu, en Costesti. También puedes verlos en la Reserva Natural del «Museo Trovants», ubicado dentro del mismo pueblo, el cual está protegido también por la Unesco y donde además se concientiza sobre la proteccion del medio ambiente.

Aunque no solo en Rumania se ven estas curiosas piedras vivas, también pueden encontrarse en las estepas de Kazajstán, en la República Checa, así como en Rusia y en otros lugares del mundo, como se menciona en whenonearth.net.

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